El 24 de diciembre de 1914 no fue una navidad cualquiera, el mundo estaba en guerra y los soldados en el frente, estaban luchando cansadamente por llevar a su nación a la victoria.
El conflicto llevaba apenas seis meses y las tropas ya estaban desgastadas. En Ypres, Bélgica, el ejército Alemán del frente occidental, decidió celebrar la Navidad.
Aunque hubo algunos votos en contra, los soldados alemanes decoraron sus trincheras con adornos navideños y cantaron villancicos para pasar la noche buena. Estos cánticos fueron respondidos por los efectivos británicos que se encontraba a unos cuantos metros de distancia; ambos ejércitos querían tener una noche en paz…
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Al ver que los dos bandos cantaban villancicos, los soldados alemanes se acercaron a las trincheras enemigas para compartir puros y cigarrillos con los uniformados británicos.
“Estaban cansados de la guerra. Me pasaron un paquete de puros y otro de cigarrillos. Yo les di una copia del (diario) ‘Le Parisien’ a cambio de una copia de un diario alemán”, decía una carta de uno de los soldados que presenció el hecho.
Esta tregua siguió hasta el otro día, el 25 de diciembre. Esa tarde, fueron los británicos los que se acercaron, pero esta vez, retaron a los alemanes a que les ganaran jugando al fútbol.
“¡Fútbol, fútbol, el fútbol es tierra de nadie. ¿Lo puedes creer? No es el mejor de los campos, pero había que hacerlo. Teníamos postes y un balón, y dos equipos. ¿Qué más necesitábamos?!”, decía una carta de un soldado.
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El cotejo duró una hora con triunfo de Alemania 3 – 2; se sabe que fue un partido animado, con un terreno congelado y sin árbitro. En ese momento y debajo de sus uniformes de guerra, todos eran iguales.
Infortunadamente, y aunque habían hecho lazos de amistad entre ambos pelotones, el 26 de diciembre, la guerra continuó.
Este momento de la historia es conocido como ‘La Tregua de Navidad’, un día en que dos ejércitos dejaron las armas a un lado, para jugar fútbol sin odios ni rencores.