Un viaje al pasado, a la juventud, a espacios conocidos, es la terapia que un hospital checo ha desarrollado para ayudar a pacientes con alzheimer o demencia senil al recuperarse de una operación.
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Un viaje que usa una auténtica cápsula del tiempo: una sala que recrea hasta el mínimo detalle el típico salón que tenían la mayoría de las familias checoslovacas en la década de 1960 y 1970, con los muebles, las lámparas, el papel de pared y hasta los libros y revistas de la época.
La idea ha tomado forma en un centro privado de la localidad checa de Viktovice, donde los pacientes con problemas neurológicos pasan el postoperatorio no en una fría sala hospitalaria, con olor a formol y medicamentos, sino en un ambiente hogareño que recrea el de su juventud.
“Después de veinte minutos queda claro que mejora su condición psíquica, su tranquilidad, que tienen mayor actividad a la hora de comunicar y mejor humor”, explica a EFE Lucie Drahosova, portavoz del Hospital de Viktovice, en el este de República Checa.
Es sabido que para los enfermos de alzhéimer, los ambientes familiares y las rutinas diarias mejoran los niveles de confort y evitan el trauma que les supone estar en lugares que no reconocen.
La iniciativa, que ya se había probado en algunas residencias checas, partió de las propias enfermeras del hospital privado, acreditado como centro de cuidados postoperatorios en el ámbito de la geriatría.
La sala retro de 32 metros cuadrados comenzó a funcionar en diciembre, después de que la dirección, a instancia de las enfermeras, lanzara una petición en una red social para conseguir mobiliario y otros objetos de época.
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En realidad, resulta fácil adquirir por Internet estos juegos de salón, ya que existían en muchos hogares checos, con lo que su coste no excede los 100 euros.
Todo este mobiliario ayuda a recrear el “estilo de Bruselas” que se puso de moda en torno a la Exposición Mundial de 1958 en la capital belga, donde artistas checoslovacos pudieron mostrar al mundo expresiones artísticas de vanguardia.
The Vítkovice Hospital in Ostrava is hoping the nostalgic vibe will help its patients rehabilitate and socialize. pic.twitter.com/zYatwmmdQh
— Dose (@dose) 28 de febrero de 2019
La colaboración ciudadana permitió contar con cómodas, un sofá-cama, sillones, una gran mesa con ocho sillas y una biblioteca de “estilo de Bruselas”, con los que se ha creado un sencillo ambiente para facilitar la estabilidad mental.
No falta una vieja máquina de coser, que captó la atención de una de las pacientes, antigua costurera, y que quedó tan entusiasmada con el artefacto que se “enamoró de ella nada más verla”, cuenta Drahosova.
En esta recreación no se han olvidado detalles como ilustraciones típicas de aquellos años, un teléfono de disco, y hasta números de revistas femeninas que se podían comprar en lo quioscos hace 50 o 60 años.
Son justo estas publicaciones, cuyos tonos sepia denotan el paso del tiempo, y los libros del mueble biblioteca, los que despiertan el mayor interés de los pacientes, explica la portavoz.
De momento son más de diez personas las que han pasado por esta habitación, donde suelen estar periodos de entre media y una hora, aunque las estancias pueden prolongarse más.
Además de la atención de una terapeuta, se ofrece a los pacientes la posibilidad de participar en actividades dirigidas a entrenar la memoria y las funciones cognitivas, precisa Drahosova.
También ayudan aquí jóvenes voluntarias de la asociación Adra, que acuden a tomar café con los pacientes, juegan con ellos y “confeccionan artículos de regalo como terapia de trabajo”, explica Lenka Holubova, enfermera encargada de esta sección del hospital.
Con información de EFE.
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— América Digital (@AmericaDigital) 5 de marzo de 2019