El presidente ruso, Vladimir Putin, llegó a Roma el jueves 4 de julio para una visita relámpago que incluye conversaciones con el papa Francisco y el gobierno de Italia, que también ha pedido una reducción de las sanciones a pesar de la actual crisis de Moscú con Occidente.
El centro histórico de Roma fue tomado por seguridad para la visita con 50 calles bloqueadas para el tráfico y los medios italianos informan que las señales de los teléfonos móviles podrían estar codificadas.
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Putin fue conducido en su limusina blindada de seis metros (20 pies) por un chofer que ha estado practicando para recorrer las calles estrechas de la Ciudad Eterna.
El viceprimer ministro de extrema derecha, Matteo Salvini, ha expresado a menudo su admiración por Putin, y su gobierno de coalición aboga por revisar las sanciones de la UE contra Rusia.
“Están presionando para una rápida abolición de las sanciones antirrusas introducidas por los Estados Unidos y la UE”, dijo Putin en una entrevista con el Corriere della Sera.
EEUU y la UE han impuesto progresivamente sanciones a Rusia desde su anexión de Crimea en 2014 y la participación de Moscú en el conflicto en el este de Ucrania, incluido el derribo del vuelo MH17 de Malaysian Airlines.
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Tema Venezuela
Durante esta tercera visita no se excluye que Francisco y Putin aborden la crisis en Venezuela, un tema que para el papa latinoamericano es muy importante.
El Secretario de Estado acababa de regresar de una visita de cuatro días a Rusia, durante la cual se reunió con Putin y el ministro de Relaciones Exteriores, Serguei Lavrov, así como con líderes religiosos, dijo EFE.
Rusia, con importantes inversiones en Venezuela a través del conglomerado industrial militar ruso Rostec, mantiene personal militar en ese país, lo que ha generado todo tipo de conjeturas.
“No creo que se hable de una visita del papa a Rusia, el momento no ha madurado”, comentó por su parte monseñor Vincenzo Paglia al excluir ese delicado tema de la agenda.