Las protestas en Bolivia se han intensificado en los últimos días pidiendo la renuncia del presidente Evo Morales, luego de que consiguiera su cuarta reelección presidencial en medio de denuncias de fraude.
Los opositores han salido a las calles a mostrar su inconformismo con los comicios presidenciales del pasado 20 de octubre y han insistido en la necesidad de convocar a nuevas elecciones.
Por su parte, el mandatario boliviano se ha negado a dejar el poder y ha pedido a los movimientos sociales que defiendan el país de un “golpe de estado”.
El país está sumido en una fuerte oleada de violencia y polarización política en donde los opositores y los oficialistas se han acusado mutuamente de “fraude electoral” y “golpe de estado”.
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Las manifestaciones han dejado, hasta el momento, tres muertos, 346 heridos y 220 detenidos, siendo la jornada de pasado miércoles la más violenta que se ha registrado desde los comicios presidenciales con 97 heridos y un muerto en la ciudad de Cochabamba.
De esta forma, la tensión en el pueblo boliviano ha venido aumentando con el paso de los días y no parece tener una solución en el corto plazo, ya que ambas partes no han querido ceder en sus posturas para buscar una salida a la grave crisis política y social que se vive desde hace tres semanas.
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