China intensificó el sábado las medidas de aislamiento y de control para evitar la propagación de la epidemia del coronavirus, que ha provocado una “situación grave”, en palabras del presidente Xi.
“Mientras tengamos una confianza firme, trabajemos juntos -prevención científica y tratamientos- con políticas precisas, seremos, con seguridad, capaces de ganar la batalla”, dijo Xi.
El gobierno desplegó el ejército y decidió construir un segundo hospital de emergencia para atender a los infectados por este virus, que ya llegó a Europa, Estados Unidos y Australia, además de Asia.
China puede “ganar la batalla” contra el coronavirus de la familia del SRAS que ha matado al menos a 41 personas y ha infectado más de 1.200 en el país, dijo el presidente Xi Jinping, en su segundo comentario público sobre la crisis sanitaria.
Restricciones de circulación en Wuhan, corazón de la epidemia, alerta máxima en Hong Kong, controles sistemáticos en los transportes de norte a sur. China se esfuerza por contener el virus, que ya ha provocado 41 muertes en el país y unos 1.300 infectados.
Pero el virus se expande y ya está presente en cuatro continentes. Europa registró sus primeros tres casos el viernes, en tres personas que viven en Francia y que habían estado recientemente en Wuhan. Australia confirmó además cuatro casos el sábado, todos ellos en personas que acababan de volver de China.
En Asia hay varios países afectados y en Estados Unidos un segundo caso se confirmó el viernes.
China entró en las últimas horas en el Año de la Rata, pero las conmemoraciones del Año Nuevo fueron mínimas y poco festivas. En las calles Wuhan, una metrópolis de 11 millones de habitantes, no hubo petardos ni dragones.
En los límites de la zona prohibida, a unos 20 km al este del centro de la urbe, los vehículos intentaban cruzar un peaje de autopista, pero tenían que dar media vuelta.
“Nadie puede salir”, repetía un policía a la AFP. Desde el jueves, tampoco pueden partir de la ciudad trenes ni aviones.
Además de Wuhan, casi toda la provincia de Hubei está aislada del mundo, con unos 56 millones de personas confinadas.
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– Cerca de 250 casos críticos –
El ejército envió el sábado a la zona prohibida tres aviones con 450 médicos y personal sanitario especializado.
Algunos de ellos tienen experiencia en la lucha contra el virus del Ébola y el SRAS (Síndrome Respiratorio Agudo Severo), que mató a 650 personas en China y Hong Kong entre 2002 y 2003.
Los médicos militares trabajarán en distintos hospitales de la ciudad donde están ingresados numerosos pacientes con neumonía viral, precisó la agencia Xinhua.
Los hospitales están saturados. Un nuevo centro médico para un millar de pacientes estaba siendo construido in extremis en la zona y estará operativo en 10 días. A este se sumará otro hospital con 1.500 camas que estará listo en el sorprendente plazo de 15 días, según anunció el sábado un medio estatal.
Todas las víctimas mortales, salvo dos, fueron registradas en Wuhan o en la provincia de Hubei, grande como Siria.
El sábado, las autoridades también anunciaron medidas en prácticamente todo el país. Se van a instalar puntos de inspección y todos los viajeros que presenten síntomas de neumonía serán “inmediatamente trasladados” a un centro médico, anunció un comunicado de la Comisión Nacional de Salud. Estos anuncios coinciden con un aumento de los desplazamientos internos con motivo de las grandes vacaciones anuales por el Año Nuevo que se pasan en familia.
Hasta ahora, la mayoría de enfermos que han fallecido eran personas mayores de 65 años o que ya tenían alguna enfermedad.
Con el fin de contener la propagación del virus, Pekín suspenderá también el servicio de autobuses de larga distancia que entran y salen de la capital de 20 millones de personas a partir del domingo debido a “requisitos de prevención y control de epidemias”, según el periódico oficial Diario del Pueblo.
La Comisión Nacional de Salud también ordenó medidas a nivel nacional para detectar y aislar a las personas que portan el virus en aviones, trenes y autobuses en todo el país.
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Xinhua precisó el sábado que se han establecido puntos de control de temperatura en 387 estaciones de tren en todo el país.
“Mientras tengamos firme confianza, trabajemos juntos, (haya) prevención científica y curas, y políticas concretas, seremos capaces, con seguridad, de ganar la batalla”, dijo el presidente Xi, en un encuentro de la élite del partido comunista, según la agencia estatal Xinhua.
En Pekín y otras zonas de China, muchas celebraciones para al Año Nuevo fueron suspendidas. La capital parecía desierta y los restaurantes estaban prácticamente vacíos.
Muchos lugares turísticos, muy frecuentados, como la Ciudad Prohibida, o partes de la Gran Muralla, fueron cerrados para reducir el riesgo de contagio.
En Hong Kong, donde hay cinco casos confirmados, se ha decretado la alerta máxima, lo que implica la anulación del maratón y el cierre de las escuelas. Toda persona que llegue procedente de la China continental a este territorio semiautónomo tendrá que someterse a controles.
En Estados Unidos, donde se confirmaron dos casos, el presidente Donald Trump felicitó a Pekín por las medidas que puso en marcha para frenar la propagación del virus.
En el momento de la epidemia del SRAS, en torno al año 2000, China fue señalada por el mundo y por la Organización Mundial de la Salud (OMS) por ocultar los primeros casos, agravando la crisis.
Por ahora, la OMS ha considero que la situación es preocupante pero no ha decretado la “emergencia sanitaria a escala mundial”.