Protestas en Chile contra el Gobierno del presidente Sebastián Piñera. Foto: EFE
El descontento de los ciudadanos latinoamericanos se ha avivado en los últimos meses y se ha hecho más evidente en octubre, cuando estallaron fuertes protestas en países de la región. Las gotas que derramaron los vasos principalmente fueron decisiones gubernamentales que afectaban a los ciudadanos.
La voz de las clases medias y de bajos ingresos en los países en desarrollo de América, evidencian rabia con sus gobiernos de turno. Y no es una tendencia que inició hace pocos años.
Los pobres de la región, que según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), son casi la mitad de la población, llevan varias décadas indignados con las precarias condiciones de vida que les ha tocado llevar, con la poca ayuda social y falta de políticas de los gobiernos y con el robo de los recursos en manos de sus gobernantes, entre otras.
Desde hace un par de años, los venezolanos han salido a las calles a protestar contra el gobierno de Nicolás Maduro y sus diferentes políticas administrativas, sociales y económicas que tienen al país sumido en una grave crisis social, política y económica que el chavismo sigue desconociendo.
Aunque las protestas no han tumbado al gobierno y millones de venezolanos han estado abandonando el país, la tensión en las calles sigue presente y los ánimos de los ciudadanos que están en contra del chavismo se ha mantenido con la esperanza de que se genere un cambio.
Honduras también ha salido a las calles a protestar contra el gobierno de presidente Juan Orlando Hernández. Los hondureños reclaman desde hace más de ocho días la salida del presidente tras su presunta vinculación con carteles de narcotráfico.
Tony Hernández, hermano del actual mandatario hondureño, está acusado ante una Corte de Estados Unidos por los delitos de posesión de armas, falso testimonio y conspiración por colaborar con el ingreso de droga a gran escala hacia ese país.
A mediados de este 2019, en medio de fuertes protestas, que duraron varios días en las calles y que fueron apoyadas por reconocidas figuras del espectáculo, el gobernador de Puerto Rico, Ricardo Rosselló, tuvo que abandonar su cargo.
Conversaciones filtradas del entonces mandatario reventaron la ampolla de los puertorriqueños, quienes con su fuerza y persistencia, bajo fuertes disturbios, terminaron por sacar a Rosselló del gobierno de la isla.
En Chile, un equipo de asesores independientes al gobierno aconsejó el aumento de la tarifa del metro. El gobierno chileno dio vía libre al incremento, según sus explicaciones, para lidiar así con el aumento en los precios del petróleo y con la debilidad de la moneda local.
Esta decisión se sumó con el descontento social y económico del pueblo, que terminó saliendo masivamente a las calles a manifestarse contra las políticas del presidente chileno Sebastián Piñera.
Las protestas, que ya van a completar ocho días, han dejado casi una veintena de muertos, decenas de heridos y una fuerte crisis social. Actos vandálicos y choques contra la Policía se han vuelto cada vez más frecuentes.
En medio de esta situación, Piñera echó para atrás la decisión del aumento del pasaje en el metro y anunció unas reformas en materia social, pero los chilenos continúan en las calles exigiendo mejores condiciones de vida, tanto en lo social, como en lo económico.
Ecuador, principalmente la comunidad indígena, también salió a protestar a las calles y en medio de fuertes disturbios obligó a tumbar las medidas austeras tomadas por el gobierno del presidente Lenín Moreno, que afectan negativamente al pueblo.
Entre las medidas económicas tomadas por el mandatario ecuatoriano estaba eliminar los subsidios a los combustibles. El encarecimiento de la gasolina y el diesel obligó a los ecuatorianos a salir a las calles y luego de varios días de protestas lograron mantener los subsidios que el gobierno pretendía eliminar.
Por su parte, en Bolivia los ciudadanos también han salido a las calles a protestar tras las elecciones presidenciales que han estado marcadas por denuncias de un aparente fraude.
El gobierno del presidente boliviano, Evo Morales, ha sido cuestionado por varios sectores políticos y de organizaciones internacionales por las irregularidades en el proceso electoral en el que conseguiría su cuarta reelección. Aunque los escrutinios de las votaciones no han terminado, todo parece indicar que Morales sería reelegido en medio de una grave polarización en el país.
En los próximos días Colombia, Argentina y Uruguay adelantarán elecciones, mientras que los peruanos lo harán a comienzos del próximo año. Lo que está pasando en los países de la región, sumado a sus descontentos internos y tensiones políticas, puede también desatar manifestaciones populares de sus ciudadanos.
Según analistas políticos, estos procesos electorales se pueden llegar a contagiar de los descontentos sociales que se vienen registrando en otros países de la región y terminar en fuertes protestas populares.
Argentina y Uruguay
En plena crisis económica y enmarcados en un escenario de fuerte polarización política, el próximo domingo Argentina elegirá a su nuevo presidente.
El actual mandatario argentino, Mauricio Macri, busca su reelección y por otro lado el peronismo busca volver al poder, de la mano de Alberto Fernández, que tiene por fórmula vicepresidencial a la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, quien ha sido vinculada a investigaciones de corrupción.
Los uruguayos, también en medio de tensiones y polarizaciones políticas, eligen presidente este domingo. Intenciones del legislativo, como pretender darle mayor poder a la Fuerza Pública, tiene los ánimos caldeados en los uruguayos.
Colombia
Por su parte, Colombia elegirá este domingo gobernadores, alcaldes, concejales y otros servidores públicos regionales. Las tensiones de los colombianos en estas elecciones también están altas.
Hechos de violencia que han rodeado algunas de las candidaturas desatan temor en los electores. La presencia de grupos armados ilegales que buscan el control territorial y de clanes del narcotráfico siguen pretendiendo presionar a los votantes para no elegir algunos candidatos, que han mostrado la intención de lucha contra la delincuencia y la corrupción.
El director de la Fundación Paz y Reconciliación (Pares), León Valencia, le indicó a Efe que la inexistencia de cultura política, que permite la venta del voto y la casi nula sanción social, dejan la puerta abierta para que caciques regionales se perpetúen en el poder.
El defensor del Pueblo de Colombia, Jorge Negret, también mostró su preocupación por la seguridad para el desarrollo de estas elecciones e indicó que los grupos armados ilegales amenazan el proceso electoral, donde el 36 % de los municipios está en peligro por la presencia de siete organizaciones criminales, entre ellas el ELN y las disidencias de las FARC.
La Misión de Observación Electoral (MOE) indicó que 69 candidatos han sido víctimas de violencia y resaltó que siete de ellos fueron asesinados.
El panorama de la región está bastante convulsionado. Los descontentos socio-económicos, los conflictos internos y las polarizaciones e inestabilidades políticas pueden ser un punto de partida para un gran grito popular latinoamericano.
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