La orden ejecutiva emitida por la administración Trump el lunes 5 de agosto, declarando el congelamiento de los activos de Venezuela en Estados Unidos, marca un antes y un después de las conversaciones que se desarrollaban entre gobierno y oposición de Venezuela, pedido de la comunidad internacional para intentar solucionar la crisis.
Carlos Luna, politólogo, especialista en derecho y política internacional afirma que “la jugada de ajedrez” que ejecutó Washington con las recientes medidas económicas en contra de la administración de Nicolás Maduro, tratan de generar una “amenaza creíble” para el mandatario venezolano, “sacarlo de su zona de confort” y obligarlo a que negocie, en igualdad de condiciones, con la oposición para abrir el cauce a una transición pacifica y negociada.
Recuerda que los diálogos anteriores entre gobierno y oposición venezolana han fracasado porque Maduro “tenía el poder acumulado y el monopolio de las armas”, frente al otro que sector que ha tenido el apoyo internacional, pero no interno.
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“No son medidas económicas, sino políticas. Es un conjunto de acciones que van conducidas a generar una disuasión del régimen de Maduro, para que negocie un acuerdo que pueda ser respetado y permita una transición en Venezuela, y lo económico es un elemento de acción dentro de la agenda”.
Para Luna, la mesa de diálogo que comenzó en Oslo, Noruega y continúo en Barbados, entró en un stand by al momento de definir si el próximo proceso electoral “justo y transparente” en Venezuela sería con la presencia de Maduro o no en el poder.
Además, en la reciente Conferencia de Lima, en la cual participaron más de 50 países, “quedó patente que Venezuela es un problema de seguridad nacional para el hemisferio por lo cual hay que avanzar rápido”; inclusive porque estima que la emergencia humanitaria se puede convertir en “catástrofe humanitaria” en dos meses.
“Si bien Rusia, China o Turquía no acudieron el encuentro no es menos cierto que puedan estar negociando tras bastidores”, subrayó.
Precisamente, por orden de Nicolás Maduro, la delegación oficialista no acudió a la sexta ronda de negociaciones que se desarrollaría este jueves 7 agosto y 8 agosto, a pesar de que su contraparte ya se encontraba en la isla tal como se tenía previsto.
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El argumento del chavismo fue: “en razón de la grave y brutal agresión perpetrada de manera continuada y artera por parte de la administración Trump contra Venezuela que incluye el bloqueo ilegal de nuestras actividades económicas, comerciales y financieras”.
¿Bloqueo o embargo?
Luna explica que un bloqueo representa el cierre definitivo de cualquier tipo de relación y toda área económica con una nación; mientras que un embargo es cortar canales económicos con un gobierno “forajido”, porque no cumple lo pactado y contratado con el derecho internacional e incurre su violación (derechos humanos, libertades económicas y democracia).
En el caso venezolano, lo que ejecuta Washington es un embargo económico a compras gubernamentales y a sus capacidades de endeudar a la nación vendiendo activos.
“El objetivo es cortar la posibilidad de que el régimen venda activos de la nación para cumplir con gastos públicos”.
Aclara que la orden contempla excepciones humanitarias y transacciones con empresas privadas que suministren alimentos y medicinas a Venezuela, pero que además “busca sectorizar a aquellos que colaboran con el régimen chavista y a aquellos que no, elevando el costo político del mantenimiento de una relación con un actor forajido”.