Las elecciones extraordinarias al Congreso que Perú celebrará este domingo serán determinantes para destrabar la crisis política que vive el país y permitirán apuntar qué partidos y candidatos salen reforzados para 2021, el año del Bicentenario en el que también habrá elecciones generales.
El descontento ciudadano ante la corrupción y la lucha frontal contra este tema, que han marcado el Gobierno del presidente Martín Vizcarra desde su asunción en 2018, tendrán también su momento en esta votación, donde se espera que quede reflejada en la composición de un nuevo legislativo que tendrá escasos meses para traducir en normas y actos el clamor de la ciudadanía en ese aspecto.
Estas son algunas de las claves para entender la relevancia de las elecciones legislativas en Perú:
1) DESBLOQUEO POLÍTICO
Las elecciones generales de 2016 depararon un resultado que derivó en la mayor crisis política vivida en Perú desde la restauración de la democracia, con un Ejecutivo débil y un Legislativo en manos de un partido (Fuerza Popular, fujimorista) que no supo gestionar el no haber obtenido la presidencia.
Tras la disolución del Congreso por Vizcarra, el 30 de septiembre pasado, estas elecciones están llamadas a devolver la estabilidad y una relación de normalidad entre ambos poderes.
En ese contexto, se esperen que habilite el desbloqueo político y permita avanzar en temas claves como la reforma de la Justicia, activar una economía con pulso débil y afrontar políticas de Estado que requieren consenso como la lucha contra la violencia hacia la mujer o la mejora educativa.
Como marco de fondo está el Bicentenario del Perú, que se celebra en 2021 y dejará a este Congreso con la responsabilidad de llegar a esa fecha con normalidad democrática y armonía institucional.
2) ¿AVANZARÁ LA LUCHA CONTRA LA CORRUPCIÓN?
La corrupción fue la clave para explicar los actos del pasado Congreso y será también la del que surja de estas elecciones.
Si bien habrá que esperar a ver cual será el castigo que los electores le darán a los partidos y los líderes más involucrados, muchos de los que ahora aparecen en las encuestas con opciones de dominar la cámara parece que apuestan por la dureza, al menos nominal, contra esas prácticas que antes eran moneda corriente en la política peruana.
En ese sentido, se espera que haya en la cámara un núcleo de partidos lo suficientemente fuerte como para no bloquear las acciones del Gobierno o de la Fiscalía y el Poder Judicial en este camino.
El Ejecutivo no cuenta con ningún candidato “oficialista” en estas elecciones, y por tanto no habrá un bloque que defienda en la cámara las acciones Vizcarra y sus ministros, si bien hay candidatos que han expresado relativa proximidad al actual Ejecutivo, como por ejemplo el Partido Morado, que se espera obtenga un buen resultado.
Por el lado opuesto, Fuerza Popular (FP), que en 2016 obtuvo 73 diputados y ha sido el partido más dañado por su vinculación con la corrupción y la gestión que hizo de su mayoría parlamentaria, cuenta con sólidas opciones para seguir siendo una de las fuerzas más votadas, si bien con un porcentaje mucho menor.
En cualquier caso, podría darse la situación de que FP mantenga un núcleo duro de legisladores que complique las acciones del Ejecutivo.
3) El CENTRO Y LOS EXTREMOS
En un contexto de gran conflictividad y tensiones sociales en la región, queda ver cómo se verá eso traducido en el Congreso peruano y si los extremos de derecha e izquierda alcanzan un mayor protagonismo.
Si bien las encuestas apuntan a que será el centro moderado, con varios partidos que se identifican con ese concepto político, el que gane la mayoría de los escaños, habrá que esperar qué obtendrán las fuerzas en la periferia de las preferencias políticas.
Por primera vez, y siguiendo la estela política de candidatos y fuerzas de ultraderecha de todo el mundo, un partido, el derechista Solidaridad Nacional, se ha presentado sin tapujos como la fuerza “a la que odian los comunistas”.
Este partido, vinculado a grupos religiosos contrarios, por ejemplo, a la educación con enfoque de género, fichó como estrellas a varias de las diputadas fujimoristas del anterior parlamento más reconocidas por sus posturas extremas.
En el polo opuesto, posturas como las del “etnocacerismo” o de izquierdas “bolivarianas” también concurren en estas elecciones bajo diversas candidaturas, si bien no parece que tengan muchas opciones de entrar en el Congreso.
4) LA CARRERA PARA 2021
Estas elecciones son un escaparate de primer orden para los candidatos y los partidos con aspiraciones para las generales del año 2021.
El reparto final de escaños y apoyos ciudadanos tras esta votación dará inicio, casi de inmediato, a la conformación de bloques, alianzas y propuestas en torno a quienes tengan mejores opciones para ganar las elecciones el año próximo.
De momento, tan solo se sabe que Vizcarra no se presentará como candidato a la reelección presidencial y el campo está abierto para cualquier sucesor que vea su oportunidad, con un año y unos pocos meses de gestión parlamentaria para darse a conocer ante la opinión pública.
Acción Popular (centro derecha), el Partido Morado (centro liberal), Fuerza Popular (fujimorismo) y Alianza Para el Progreso (derecha popular), son partidos que esperan resultados decentes en esta votación y, con aspiraciones serias para 2021, usarán estas elecciones como termómetro de sus posiciones entre el electorado.
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