El primer ministro británico, Boris Johnson, ultima una limitada remodelación de su gabinete que será el encargado de liderar la salida del país de la Unión Europea (UE) el próximo 31 de enero, y perfila la estrategia para retener a los nuevos votantes que han abandonado al laborismo.
Los planes pasan por llevar a cabo una mínima reestructuración como preludio de una extensa transformación que emprenderá una vez se produzca el “brexit”.
El viernes someterá al nuevo parlamento, surgido de las legislativas de la semana pasada, el proyecto de ley que debe traducir el acuerdo de Brexit a la legislación británica.
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Los expertos señalan que una vez que el Reino Unido haya abandonado el club comunitario, Johnson quiere nombrar un número significativo de ministros que serán seleccionados en función de su experiencia, y no tanto por sus habilidades con los medios de comunicación.
Según The Sunday Telegraph, el polémico asesor de Johnson, Dominic Cummings, prepara una reforma radical del sistema para contratar y despedir funcionarios, de forma que pueda garantizar que los empleados públicos cumplen los planes del Gobierno.
Los cambios implicarían la supresión de algunos ministerios y la creación de nuevos departamentos en que los funcionarios podrían ser reemplazados por expertos externos de la confianza del primer ministro.
El equipo de Johnson utilizará las vacaciones navideñas para trabajar en estos cambios y definir las estrategias que le permitan llevar a cabo sus prioridades de cara a los próximos cinco años, las cuales pasan por invertir en el sistema nacional de salud y educación y mejorar la economía en zonas deprimidas del país.