La jefa ejecutiva de Hong Kong, Carrie Lam, dio el 9 de julio “por muerto” el proyecto de ley de extradición, que ha provocado por varios días multitudinarias protestas en esa región administrativa de China, y dejó entrever que el Parlamento no seguirá con su tramitación.
Las palabras de Lam se producen después de casi un mes de protestas multitudinarias en Hong Kong, con varias de ellas superando el millón de participantes -según los organizadores- y que llegaron a un punto de inflexión tras la ocupación por parte de un grupo de manifestantes del Legislativo hongkonés.
Sin embargo, los opositores consideraron que el anuncio realizado por Lam no cumple con las demandas y piden que se retiren completamente el plan, así como también piden su dimisión.
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“Doy por muerto el proyecto de ley de extradición”, dijo Lam. Aunque no dejó claro si dicha reforma legislativa se retira o no de forma efectiva.
De igual forma, Lam anunció la creación de un comité independiente que investigue la actuación de la policía de la región durante las manifestaciones, señaló EFE.
“Publicaré el resultado de este informe para que todo el mundo sepa qué ha pasado durante el último mes. La gente que ha participado, tanto manifestantes como agentes de policía, podrán aportar pruebas sobre lo que ha sucedido”, dijo.
Asimismo, aseguró que establecerá una “plataforma para el diálogo” con los opositores a la ley y reconoció que los trabajos para sacar adelante la polémica normativa han sido “un completo fracaso”.
La jefa del Ejecutivo hongkonés asumió “plena responsabilidad” por la crisis pero no atendió a otra de las principales demandas de los manifestantes estos días, su dimisión, y pidió “una oportunidad, el tiempo y el espacio” para devolver Hong Kong a la normalidad.
Por su parte, el Gobierno chino se limitó a reiterar su “apoyo”, “entendimiento”, y “respeto” al Ejecutivo de Lam y sus decisiones.
El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Geng Shuang, insistió en que los asuntos de Hong Kong son “de índole interno” y que “ninguna organización, fuerza extranjera o individuo tiene permitido injerir en ellos”.
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Si hace una semana Geng arremetía contra el Reino Unido por los comentarios de su ministro de Asuntos Exteriores, Jeremy Hunt –quien dijo que el acuerdo para devolver Hong Kong a China debía “honrarse o habrá graves consecuencias”-, esta vez el turno le tocó a EEUU, después de que su secretario de Estado, Mike Pompeo, se reuniera en Washington con el magnate de los medios hongkonés Jimmy Lai, crítico con Pekín.
“Estas prácticas son erróneas. Es una muy mala señal. Estados Unidos debería ser más prudente en sus hechos y palabras y abstenerse de hacer nada que dañe la prosperidad y la estabilidad en Hong Kong”, dijo Geng, y aseguró que “cualquier intento de causar perturbaciones en Hong Kong no encontrará el apoyo de la gente”.