México, un país que registró en 2019 un total de 1.006 feminicidios según cifras oficiales, está conmocionado por el caso de Ingrid Escamilla, una joven de 25 años que el pasado domingo murió y fue descuartizada a manos de su pareja en la capital, delante del hijo autista de él.
Según la versión del presunto homicida, que grabó en un video desde un coche patrulla, la asesinada amenazó con atacarlo con un cuchillo y le pegó, antes de que él se lo arrebatara y la matara apuñalándola en varias ocasiones en el cuello.
Tras acabar con su vida, Erick Francisco ‘N’, de 46 años, supuestamente descuartizó el cuerpo de Escamilla, de 25 años, y tiró algunos de sus restos por el váter y llevó otros a una cloaca pública de la alcaldía Gustavo A. Madero, al norte de Ciudad de México.
La familia recibió la noche del lunes los restos de Ingrid Escamilla y los trasladó a la población de Necaxa, en el central estado de Puebla, para el funeral y el entierro que han tenido lugar este día en el cementerio local.
Cientos de personas acompañaron a los dolientes desde la iglesia del Sagrado Corazón, donde se celebró una misa de cuerpo presente, al panteón, al que entraron caminando y con varias coronas de flores; la familia pidió privacidad a los medios, que se quedaron en la entrada.
Erick Francisco ‘N’ aseguró en ese vídeo en el vehículo policial, con una venda en la cabeza y ensangrentado, que descuartizó el cuerpo de su pareja “por vergüenza, miedo”.
El acusado, una vez cometido el crimen, llamó a su exmujer y le contó lo sucedido. Ella fue quien dio aviso a la Policía y quien recogió al hijo del asesino, un chico autista de 15 años que presenció el feminicidio (asesinato por razón de género).
En 2019, según los medios locales, Escamilla presentó una denuncia por violencia de género contra su pareja, aunque finalmente la mujer no siguió con el proceso legal y el caso fue archivado.
El crimen se ha hecho viral en México no solo por su crueldad, sino porque además del vídeo en el coche patrulla se filtraron fotos del cuerpo descuartizado de Escamilla, que aparecieron tanto en la prensa sensacionalista como en las redes sociales.
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REACCIONES
La jefa de Gobierno de Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, dijo este martes a través de su cuenta de Twitter que “cuando el odio llega a los límites como el de Ingrid Escamilla es indignante” y aseguró que la fiscal capitalina, Ernestina Godoy, “exigirá la máxima condena”.
La portavoz en temas de violencia de género de la Fiscalía General de Justicia (FGJ) de Ciudad de México, Nelly Montealegre Díaz, confirmó en conferencia de prensa que se trata el caso como un feminicidio y que el presunto asesino podría recibir prisión preventiva de oficio.
Asimismo, Montealegre dijo que la FGJ no tiene registro de una denuncia de Escamilla a su pareja por malos tratos y explicó que se también se investiga a quienes filtraron las fotos del caso, un hecho por el que están bajo sospecha seis funcionarios.
El suceso también llegó al mundo de la cultura.
“Esto es desolador. Todo lo demás son palabras vacías”, escribió en la misma red social la cantante Julieta Venegas. Otras celebridades, como la escritora Alma Delia Murillo, se sumaron a la repulsa.
“El asesinato de Ingrid Escamilla me deja sin adjetivos. Una más. ¿Y cómo quieren que no estemos furiosas con este sistema de mierda y estos políticos de mierda? ¿Y cómo se asume con tranquilidad este dolor colectivo? Siempre habrá una más. Es desolador”, denunció la autora.
La máxima pena por el delito de feminicidio en México es de 60 años de prisión, una tipificación específica que ha generado controversia en las últimas semanas después de que el fiscal general del país, Alejandro Gertz Manero, sondeara la posibilidad de eliminarla por sus dificultades técnicas.
Este mismo lunes, y pese a las críticas, Gertz Manero defendió su propuesta de retipificar el feminicidio como homicidio agravado y desmintió su renuncia en medio de rumores.
La ONG Comisión Mexicana de Derechos Humanos expresó este martes en un boletín su preocupación por la iniciativa que impulsa Gertz Manero y la tildó de “despropósito jurídico”.