El Gobierno de Brasil informó que el número de incendios forestales en la Amazonía brasileña aumentó en un 30 % en el último año, ya que pasó de 68.345 en 2018 a 89.178 en 2019. No obstante, la situación no llegó a ser tan grave como en 2017 cuando se registró un récord de 107.439 focos de fuego.
De acuerdo con un estudio divulgado por el Instituto Nacional de Pesquisa Espacial (INPE), 2019 fue el tercer año con mayor número de incendios forestales en la Amazonía desde que el organismo comenzó a contabilizar los focos de fuego con la ayuda de imágenes de satélite en 1998.
El número de incendios en el considerado mayor pulmón vegetal del mundo en 2019 fue en un 17 % inferior al de 2017 y también fue menor que en 2010 (106.438).
Así como ocurre actualmente en Australia, el salto del número de focos de fuego en la parte brasileña de la mayor selva tropical del mundo en agosto pasado llegó a generar una alarma internacional.
Las imágenes de los incendios calcinando enormes extensiones de cobertura vegetal dieron la vuelta al mundo y generaron una ola de indignación en la comunidad internacional y las ONG, que acusaron del desastre al presidente brasileño, Jair Bolsonaro, por su retórica antiambientalista.
El líder ultraderechista defiende la explotación de los recursos naturales del mayor bosque tropical del mundo y ha condenado en repetidas ocasiones el “ecologismo extremista” de las ONG.
Los números del INPE, sin embargo, indican que, tras el agravamiento en agosto, la situación mejoró a partir de septiembre.
Según el INPE, la Amazonía brasileña registró en agosto pasado 30.901 focos de incendios, cifra que prácticamente triplicó la del mismo mes de 2018 y que es la peor para el mes en la última década, como consecuencia de la sequía, las altas temperaturas y en gran parte por la deforestación causada por el hombre.
En septiembre de 2019, sin embargo, el número de focos ya había caído en un 19,66 % en comparación con el mismo mes de 2018, desde 24.803 hasta 19.925.
Para hacer frente a los incendios y a las críticas que recibió de todo el mundo, incluso de presidentes de otros países como el francés Emmanuel Macron, Bolsonaro autorizó en agosto la participación de las Fuerzas Armadas en las tareas de combate a los incendios y a los crímenes ambientales en la Amazonía.
El envío de miles de militares a la mayor selva tropical del mundo para ayudar a los bomberos y policías que luchan contra los focos de incendio fue la principal medida adoptada por el líder ultraderechista para combatir los incendios.
Pese a que Bolsonaro atribuyó el aumento de los incendios a la tradicional sequía en agosto y septiembre en la Amazonía, los especialistas alertaron que la estación seca en la región amazónica en 2019 no fue tan seca como la de 2018 y que el salto de los focos de fuego no puede ser atribuido al clima.
“La gran mayoría de esos incendios fue provocado por la acción humana”, según el especialista Carlos Nobre, investigador de la Universidad de Sao Paulo (USP) y una de las principales autoridades del área en el país.
“Nuestra agricultura usa el fuego como principal herramienta de limpieza (de la tierra). Normalmente el 85 % de los focos de incendio es provocada por agricultores, pero en algunas partes el fuego se sale de control y pasa de las áreas de cultivo a áreas boscosas”, explicó.