Un grupo de economistas del Fondo Monetario Internacional (FMI) ha hecho una propuesta para lograr limitar el calentamiento del planeta imponiendo un impuesto que progresivamente llegue a los 75 dólares por cada tonelada de emisiones de carbono de los países más contaminantes.
“Con el fin de limitar el calentamiento del planeta a 2° centígrados o menos, nivel que los científicos consideran seguro, los países con mayor volumen de emisiones deben adoptar acciones de gran alcance. Por ejemplo, deben establecer un impuesto sobre las emisiones de carbono que aumente rápidamente hasta llegar a los 75 dólares por tonelada en 2030”, señalaron los economistas.
El proyecto de los economistas del FMI, Vitor Gaspar, Paolo Mauro, Ian Parry y Catherine Pattillo, esta basado en la teoría de que “el que contamina paga” para generar y presionar un cambio en las políticas de los países con el objetivo de que verdaderamente sean efectivas en la reducción de las emisiones.
La medida sería aplicada a las industrias y al sector del transporte, además, también se podría establecer un precio para los gases efecto invernadero emitidos por sectores como la silvicultura, la agricultura, la minería y el transporte internacional, entre otros.
De acuerdo con los investigadores, esta propuesta respondería a las urgentes medidas que debe tomar la humanidad para frenar la latente amenaza del cambio climático, que ya está generando graves efectos en el planeta como sequías e inviernos más fuertes, el deshielo de los glaciares y la afectación a las especies de fauna y flora.
“Los gobiernos deberán aumentar el precio de las emisiones de carbono para incentivar a personas y empresas a reducir su uso y pasar a fuentes de energía limpia. Los impuestos sobre las emisiones son los instrumentos más poderosos y eficientes, pero solo si se aplican de forma equitativa y favorable al crecimiento”, reseña la propuesta.
En ese sentido, la iniciativa también establece que este recaudo adicional por impuestos provenientes del carbono debe tener un destino exclusivo a respaldar la adaptación y sostenibilidad de los países, incrementar la inversión en energías sostenibles y hacer que las ciudades sean más amigables con el medio ambiente.
“Por ejemplo, este impuesto significaría que, en promedio, la cuenta de energía eléctrica de los hogares aumentaría un 45 % en total en la próxima década, aumento que sería mayor en los países que más dependen del carbón para generar electricidad, mientras que la gasolina costaría, en promedio un 14% más”, explicaron los expertos.
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Los beneficios
Más allá de lograr reducir las emisiones contaminantes en el planeta, los expertos también han destacado que esta iniciativa podría tener un efecto positivo en las economías de los países, ya que los ingresos podrían aumentar entre 0.5 % y 4.5 % del PIB (dependiendo del país), abriendo la posibilidad para reducir otros impuestos, como el de las personas y empresas, con el objetivo de impulsar el empleo, la inversión y subsidiar a las personas más necesitadas.
Sin embargo, el principal destino de estos recursos deberían ser las inversiones en tecnologías y energías limpias para realizar esa transición energética que posibilite que el planeta sea cada vez más sostenible.
“Este dinero de los contribuyentes también ayudaría a salvar a más de 700.000 personas por año que actualmente mueren en las economías avanzadas y emergentes por la contaminación atmosférica en el lugar donde viven. Además, el dinero ayudaría a contener el calentamiento mundial futuro, como ha acordado la comunidad internacional”, indicaron los expertos.
En medio del complejo escenario en el que está el planeta, los economistas han planteado que este tipo de objetivos son alcanzables. Por ejemplo, cerca de 50 países tienen en la actualidad algún sistema de fijación del precio del carbono pero su gravamen es de tan solo 2 dólares por tonelada, siendo muy bajo frente a lo que el planeta necesita.
“Suecia ha sentado un buen ejemplo. Su impuesto sobre las emisiones de carbono asciende actualmente a USD 127 por tonelada, y el país ha reducido las emisiones un 25% desde 1995, mientras que la economía creció un 75% en el mismo período”, reseñaron los expertos.
Finalmente, los investigadores han señalado que la imposición de este tipo de impuestos al carbono de los países con altos niveles de emisiones debe hacerse de forma equitativa, buscando que se establezca un precio más alto para las economías avanzadas.
De hecho, un precio mínimo del carbono de entre 50 y 25 dólares por tonelada para los países avanzados y los países en desarrollo del G-20, podría reducir las emisiones un 100% más que los compromisos que actualmente están asumidos por los países en el Acuerdo de París.
Esta nueva iniciativa ha surgido en medio de los esfuerzos que viene haciendo el planeta para evitar que el calentamiento del planeta provoque una extinción masiva de especies, así como una grave afectación a millones de habitantes de la Tierra.