El jefe de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, reconocido como presidente encargado de Venezuela por 57 países, rechazó este sábado los ataques xenofóbicos que han sufrido algunos venezolanos en Perú y pidió solidaridad con los migrantes que han abandonado su país por necesidad, reportó EFE.
Según una nota de prensa, durante un encuentro con simpatizantes en Caracas, Guaidó rechazó los actos xenofóbicos que a su juicio han afectado a algunos venezolanos en suelo peruano e insistió en que éstos son ciudadanos de “plenos derechos” en cualquier lugar del mundo.
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El parlamentario informó que se comunicó con las autoridades de Perú y que el representante que designó en ese país, Carlos Scull, “está haciendo una labor importante para atender los casos”.
“Hoy invocamos a la solidaridad del mundo. En lo personal es muy doloroso ver que no solamente estamos sufriendo aquí sino, que también hemos sufrido para poder insertarnos de nuevo en otra sociedad”.
Indicó que la mayoría de los migrantes de su país “son médicos, trabajadores, emprendedores, artesanos, luchadores, sobrevivientes de una tragedia”, por lo que instó a “no generalizar” pues consideró que “los venezolanos somos hombres y mujeres de bien, de trabajo”.
Por ello, resaltó la importancia de que se les conceda a los venezolanos el estatus de refugiado porque, a su juicio, “hay una vulnerabilidad” en cuanto a “la legalidad y a los documentos de los venezolanos en estos países para desenvolverse”.
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Asimismo, Guaidó acotó que “no es justificable que ningún venezolano vaya a delinquir a otro país”.
Las Naciones Unidas estiman que más de cuatro millones de venezolanos han abandonado el país a consecuencia de la crisis humanitaria compleja, en su mayoría se han afincado en Colombia, Ecuador y Perú.
Esta semana los representantes de esos tres países pidieron a la comunidad internacional contribuir económicamente para poder seguir respondiendo a una crisis humanitaria que desborda sus estructuras nacionales.
Durante la Asamblea General de la ONU, altos representantes de los gobiernos de esas tres naciones indicaron que a pesar del intenso esfuerzo que realizan para absorber el incesante flujo de refugiados de Venezuela, sus sistemas internos en materia de salud, educación y dotación de viviendas están saturados.