“La educación es la mejor apuesta para cambiar los contextos de los países”, así -con contundencia y convicción- el padre Carlos Fritzen, Coordinador de la Federación Internacional Fe y Alegría, define la labor que esta organización ha realizado durante 65 años en América Latina.
La misión inició de la mano del sacerdote chileno José María Vélaz quien creó en Venezuela un movimiento para formar a los niños más pobres de este país durante la dictadura de Marcos Pérez Jiménez.
Desde entonces, la labor de Fe y Alegría ha estado enfocada en brindar educación a miles de jóvenes excluidos y que no cuentan con oportunidades de desarrollo personal y progreso social en varios países del mundo, especialmente en aquellos que tienen bajos recursos y no han desarrollado políticas públicas que respondan a esa realidad.
“Esta misión se realiza en una diversidad de países de Latinoamérica, Europa, África y Asia. Llevamos 65 años haciendo historia y en donde hemos tenido un rol fundamental en los países que tienen problemáticas sociales porque nuestro objetivo es fortalecer el tejido de las comunidades y cambiar esas realidades desde el ámbito educativo”, destacó Fritzen.
De acuerdo con este sacerdote jesuita, el trabajo realizado durante más de seis décadas le ha permitido a Fe y Alegría expandir su presencia a 22 países con más de 1.600 centros educativos que le brindan atención a cerca de 1.5 millones de personas a través de diferentes programas.
Sin embargo, la operación social de esta magnitud no es posible sin los más de 46.000 colaboradores que buscan contribuir con este proyecto de transformación social que tiene como ejes fundamentales la justicia, la participación y la solidaridad.
Bajo estos pilares, la organización ha continuado con legado del padre Vélaz quien a partir de un acto de solidaridad de Abraham y Patricia Reyes en un sector marginado de Venezuela, pudo construir una red global de educación tras la donación de una casa para la primera escuela del proyecto.
“Las raíces de Fe y Alegría son muy importantes para nosotros porque ahí es donde nace la mística de la organización. La iniciativa conjunta la inició el padre José María Vélaz con actores sociales de Caracas y surgió a partir de las necesidades de un escuela y educación de calidad que tenían esas comunidades”, resaltó Fritzen.
Para este sacerdote, este tipo de gestos de solidaridad “es lo más potente y multiplicador que puede existir” porque a lo largo de estos años le ha permitido a la Federación expandirse por el mundo con una labor transformadora de sociedades como lo es la educación.
En ese sentido, ver la educación desde este punto de vista ha logrado articular a la Iglesia, a los Estados y al sector privado para desarrollar este tipo de programas educativos de calidad que le permita a las juventudes construir un proyecto de vida con un futuro más optimista y esperanzador.
“Las iniciativas privadas son fundamentales para desarrollar este tipo de proyectos y es importante entender que la educación es la mejor apuesta para cambiar los contextos de los países. Estamos presenciando unas crisis que nos invitan a unirnos más por la educación porque sabemos que no solo es por el presente sino que también nos permite construir el futuro de estas personas”, aseguró el sacerdote.
Precisamente, Fe y Alegría ve en la educación una oportunidad de cambio en Venezuela a pesar de que la crisis política, económica y social ha impactado fuertemente a su población.
De hecho, la organización ha tenido un rol fundamental con las ayudas humanitarias para las poblaciones que se quedaron en el país en donde han ratificado su compromiso con la atención social de los más necesitados.
“Hemos estado comprometidos con que las ayudas humanitarias lleguen, pero además seguimos con el esfuerzo de mantener los programas educativos porque creemos que quizás Fe y Alegría nunca ha sido tan importante como ahora en Venezuela porque justamente tenemos la posibilidad de construir un nuevo capítulo en este país” manifestó Fritzen.
Bajo esta perspectiva de cambio y con la convicción de que la educación es un un factor transformador de las sociedades, la Federación cree que puede seguir aportando para construir un horizonte más esperanzador para los venezolanos que migraron y los que siguen aguantando la crisis en el país.
“Consideramos que la estrategia educativa es muy importante para el cambio que el país necesita y tenemos que trabajar en las condiciones para reconstruir y no quedarnos en esta crisis. Nuestra labor desde Fe y Alegría es aportar desde la educación para este proceso y seguir brindando esas ayudas humanitarias”, destacó el sacerdote.
En ese sentido, considerar a la educación como un derecho universal es para la organización una prioridad en medio de los contextos de desigualdad que vive el mundo, por lo que el objetivo es contribuir en el desarrollo de un programa educativo gratuito, de calidad y sin ningún tipo de discriminación racial o religiosa para los más necesitados.
“Evidentemente esta es una responsabilidad de los Estados pero sabemos que desde Fe y Alegría podemos tener un trabajo de complementariedad para desarrollar y plantear un programa educativo que nos permita cumplir con este derecho universal”, concluyó Fritzen.
Evento en Miami
Tras 65 años de historia, la Federación realizará el encuentro “Escuelas que cambian el mundo” el próximo 6 de marzo en la ciudad de Miami (EE.UU.), con el que pretende ratificar sus raíces y repensar el futuro de su misión social de cara a las nuevas realidades educativas, tecnológicas y globales.
“Queremos que Miami sea un punto para promover la importancia de la educación en Latinoamérica. Con este evento buscamos acercarnos más y dar a conocer el trabajo que viene realizando Fe y Alegría para abrir un poco la perspectiva sobre qué otras líneas de apoyo podemos tener para seguir desarrollando nuestros programas en la región”, destacó Fritzen.
De acuerdo con el sacerdote, el objetivo de este tipo de encuentros es mostrar a diferentes actores la importancia de la educación para transformar la realidad de las comunidades marginadas de varios países.
Asimismo, está enfocada en reinventarse para que Fe y Alegría siga construyendo una red cada vez más global y robusta que responda a los retos sociales de los países latinoamericanos y de continentes como África y Asia, entre otros.
“Tenemos que repensarnos porque la educación va cambiando y debemos saber incursionar con nuevos modelos pedagógicos en diversos contextos y seguir llegando a esos países para responder a esas necesidades sociales”, manifestó el sacerdote.