Evo Morales, quien renunció el domingo a la presidencia de Bolivia, llegó este martes a México luego de haber aceptado el asilo político que le ofrecieron desde el gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO).
Tras bajarse del avión militar que lo trasladó, Morales compareció brevemente ante los medios de comunicación donde denunció nuevamente que manifestantes opositores quemaron casa y causaron disturbios en el país, todo en contra de los activistas y funcionarios de su partido, el Movimiento al Socialismo (MAS).
A su juicio, acciones como secuestros, represalias contra familiares y amenazas contra sus vidas, fue lo que causó las masivas dimisiones de alcaldes, gobernadores, legisladores y hasta ministros del gabinete de Morales, hecho que calificó como “una escalada de violencia”.
Y en ese sentido, indicó que renunció a su cargo para evitar más derramamiento de sangre y enfrentamiento entre bolivianos.
Por otro lado, agradeció a AMLO por haberle concedido asilo político porque “me salvó la vida”, tras relatar que un integrante del equipo de seguridad del Ejército “me informó y me hizo leer” mensajes y llamadas en las que le ofrecían 50.000 dólares a cambio de su cabeza un día antes de firmar la dimisión.
“Mientras tenga la vida, seguimos en política. Mientras tenga la vida, sigue la lucha y estamos seguros que los pueblos del mundo tienen todo el derecho de liberarse”.
Denunció denunció que su país ha vivido un “golpe de Estado” desde su “triunfo” en las elecciones presidenciales del 20 de octubre.
Al finalizar, se declaró como “antiimperalista” y dijo que pese al “golpe” no va a cambiar “ideológicamente”, reivindicando la reducción de la pobreza que logró en sus años en el poder.