Irene Olazo Mariné, esposa del capitán Juan Carlos Caguaripano Scott,, envió una “carta abierta” el 18 de julio al exdirector del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin), General de División Manuel Cristopher Figuera, en la que manifiesta sus dudas en cuanto al cambio de postura política del alto oficial de la Fuerza Armada Nacional en contra de Nicolás Maduro.
Recordó que para 2017, cuando Caguaripano Scott fue detenido, Cristopher Figuera era el segundo al mando de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim) y que era cercano al actual director del organismo, general Iván Hernández Dala, siendo calificado como su “hombre de confianza”.
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Acusó al exdirector del Sebin de no hacer algo para contrarrestar lo que ocurre en Venezuela como la injerencia extranjera dentro de la Fuerza Armada Nacional o la presencia de componentes del Ejército de Liberación Nacional colombianos en el país, al igual que para detener las torturas a las que son sometidos los militares y civiles que son capturados por los organismos de inteligencia.
Olazo Mariné recordó que tanto a Caguaripano como a otras 30 personas, recibieron torturas en la Dgcim “y a las dos horas de su captura, y la del Teniente Jefferson García Dos Ramos, ya les habían hecho la reseña policial con el logo del Dgcim con signos de tortura evidentes que la publicaron en medios y le dio la vuelta al mundo”.
Dijo que Cristopher Figuera no bajó a ver el estado de salud del capitán detenido, luego de las denuncias realizadas ante los medios de comunicación, así como cuando iba a pedir información de su esposo, lo estaban “paseando” por las instalaciones sin casi poder caminar. Además, subrayó que él estuvo presente en los interrogatorios y sabía lo que ocurría en los calabozos “y no hizo nada”.
Reconoció que las condiciones de reclusión mejoraron cuando fue designado como director del Sebin, pero dijo que Caguaripano no recibió atención médica profunda, al igual que calificó de “burla” el hecho de que los exámenes para realizarle un eco testicular -porque durante la reclusión perdió un testículo por las torturas recibidas- se pautó el día en que ocurrió el apagón nacional.
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“Si realmente hubiera querido mejorar las condiciones de los recluidos ¿nunca pensó en cerrar La Tumba? O es que ¿para usted es muy humano vivir 30 metros bajo tierra, sabiendo además las limitaciones y condiciones de ese lúgubre lugar?”
Considera que las palabras de arrepentimiento de Cristopher Figuera “no son sinceras” y que estarían envueltas en “manipulación y medias verdades a su conveniencia”. Además, dijo no ver en él arrepentimiento, pesar o culpa en sus declaraciones. Por eso, le pidió hablar con la verdad. “Póngase los pantalones y asuma su responsabilidad como hombre y honre ese uniforme tan manchado y humillado”.