El embajador británico en Estados Unidos, Kim Darroch, dimitió el miércoles 10 de julio después de que la filtración de unos documentos, en los que consideraba a la Casa Blanca de “inepta”, causara la furia de Donald Trump y amenazara con empañar la relación bilateral.
En unos informes internos Darroch había dado su opinión sobre el funcionamiento de la administración republicana de Trump, que calificó de “disfuncional” y llegó a decir que para comunicarse con el presidente había que presentar argumentos simples y toscos.
La publicación llegó al “Mail on Sunday”, cuya publicación el domingo 7 levantó la ira de Trump, que en varios tuits calificó en los últimos días al diplomático, con una distinguida carrera en el ministerio de Exteriores, de “estúpido”, “absurdo” y “pomposo tonto”.
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Al presentar su renuncia, el funcionario admitió que la polémica surgida en los últimos estos días hacía “imposible” cumplir con su labor diplomática y que, ante las “actuales circunstancias”, lo más responsable era abandonar su puesto en Washington.
De acuerdo a EFE, la carta de renuncia del diplomático explica que desde que se filtró el documento oficial de la embajada “hubo muchas conjeturas en torno a mi posición y la duración de mi ciclo como embajador”
“Quiero poner fin a esta especulación. La actual situación hace imposible poder realizar mi labor como quisiera”, señaló Darrach.
Darroch expresó su agradecimiento a todos los políticos que manifestaron su apoyo en los últimos días y resaltó la importancia de la relación de amistad entre el Reino Unido y EE.UU.
La actuación de Reino Unido
Londres ordenó una investigación para establecer cómo pudo ser que un documento confidencial fuese filtrado, dado que los funcionarios no están autorizados a divulgar información sensible en virtud de la ley británica relativa a secretos oficiales.
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La residencia oficial de Downing Street había indicado el lunes 8 de julio que la función de un embajador es hacer evaluaciones políticas “honestas” del país donde está destinado, sin que ello implique que esas opiniones sean compartidas por el Gobierno del Reino Unido.
En otro de los documentos filtrados, el embajador había indicado que Trump se había sentido “deslumbrado” por la pompa y el boato desplegado por Londres durante su reciente visita de Estado al Reino Unido, donde fue recibido por la reina Isabel II.