“No tenemos miedo carajo…No tenemos miedo carajo”, es una de las frases que algunos bolivianos gritan en su país.
En La Paz y en las principales ciudades de Bolivia, tras los hechos conocidos en las últimas horas frente al proceso de conteo de votos a la presidencia, se habla de una nueva dictadura y de la presunta intención de Evo Morales, presidente en ejercicio, de perpetuarse en el poder a costa de todo, hasta de un supuesto fraude.
En las calles hay desórdenes y el caos empieza a ser evidente. Hay dos grupos de manifestantes, los que apoyan la reelección de Morales y los que no. Los últimos simpatizan con el candidato Carlos Mesa, que gobernó Bolivia entre el 17 de octubre de 2003 hasta el 9 de junio de 2005 y que hoy busca volver a la silla presidencial para tumbar los casi 14 años ininterrumpidos de Evo en el poder.
La jornada electoral, que se llevó a cabo el pasado domingo, terminó en calma. Mesa, según las encuestas y los ánimos de sus seguidores, era el único candidato que podría poner en la cuerda floja el cuarto mandato de Evo.
Los primeros y únicos resultados del conteo rápido, que el Tribunal Superior Electoral (TSE) entregó en horas de la noche del mismo domingo, evidenciaron que, con el 83.76% de los votos contados, el actual presidente había obtenido el 45,28% de los sufragios y que Mesa había logrado el 38,16%.
Estos datos obligaban, sí o sí, a una segunda vuelta, que se votaría el próximo 15 de diciembre. Aún faltando más del 16% del conteo rápido, no hubo más información desde la entidad oficial encargada del escrutinio.
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El lunes, 20 horas después de conocerse el primer informe, Bolivia y el mundo conocieron dos noticias. Una, que extrañamente el TSE había suspendió el conteo de votos del domingo y la segunda, que tras reanudarse el conteo rápido, había un segundo informe, este con el 95% de los votos contados. Los datos cambiaron radicalmente. El panorama político de Bolivia era diferente.
No habría segunda vuelta. Evo Morales iba directamente a su cuarto periodo presidencial tras obtener más de 10 puntos porcentuales de diferencia de su más cercano rival. Los números de este controversial informe indicaron que Evo Morales alcanzaba el 46,86% de los votos, mientras que Mesa llegaba al 36,72%. Así las cosas Evo seguiría siendo presidente.
Luego de este hecho, que muchos calificaron como fraudulento, en la tarde de este lunes el pueblo opositor al gobierno del actual mandatario socialista empezó a llenar las calles de La Paz y al paso de los minutos otras ciudades se fueron sumando a la indignación y a la protesta.
En Sucre, Potosí y Tajira, los manifestantes de oposición a Morales quemaron las oficinas del Tribunal Electoral, así como miles de boletas electorales. Los disturbios están tomando fuerza.
La Organización de Estados Americanos, OEA, en voz de Manuel González, jefe de la misión de observadores de la entidad, manifestó “preocupación y sorpresa” por los resultados preliminares de la jornada electoral.
“Después de 24 horas el tribunal presentó datos con un cambio inexplicable de tendencia que modifica el destino de la elección y genera pérdida de confianza en el sistema electoral”, declaró González.
Por su parte, la presidenta del Tribunal Superior Electoral, María Eugenia Choque, declaró que la interrupción del conteo rápido de votos rápidos se dio con el fin de evitar “confusiones” con los resultados oficiales finales.
El secretario adjunto interino de Estados Unidos para Asuntos del Hemisferio Occidental, Michael G. Kozak, también criticó el actuar de TSE de Bolivia.
El funcionario del gobierno estadounidense indicó que su país “rechaza los intentos del Tribunal Electoral para trastornar la democracia de Bolivia al demorar el conteo de votos y tomar acciones que socavan la credibilidad de las elecciones”.
Asimismo, Kozak le pidió a la entidad boliviana tomar acciones que permitan restaurar la credibilidad en el proceso de escrutinios.
Sumándose al gobierno de Donald Trump, Colombia, Argentina y Brasil también manifestaron preocupación por lo ocurrido durante el proceso de conteo de votos en Bolivia.
Por otro lado, Cuba y Venezuela mostraron su apoyo a la sorpresiva victoria de Evo Morales.
A través de Twitter, el vicecanciller de Venezuela, William Castillo, indicó: “Ganó Bolivia. Ganó el proyecto pluricultural, original, propio, que se ha dado el pueblo boliviano. Ganó la dignidad Ganó la Paz Ganó la Patria Grande”.
El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, también se pronunció a través de Twitter y tras felicitar a Morales, escribió: “Bolivia sigue a la izquierda en el mapa político latinoamericano. Pese a la guerra mediática de la derecha continental, Evo venció por cuarta vez.
Bolivia hoy está enfrentada. Los ciudadanos están indignados. Unos por el presunto fraude que da la victoria a Evo Morales y otros por la acusación manifiesta del robo de las elecciones.
Los millones de bolivianos que se sienten estafados buscan con su presencia en las calles el cambio que pretendían en las urnas.
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