El Banco Central de Venezuela (BCV) anunció el 12 de junio la incorporación de nuevas piezas a la familia actual del cono monetario, estableciendo como máxima denominación los billetes en BsS 50.000. Anteriormente, la nota de mayor valor era la de BsS 500.
Ante este anuncio, el analista financiero y director de la firma Econométrica, Henkel García, conversó con América Digital y explicó que era necesario ampliar el cono monetario, pero a su juicio debió hacerse de forma progresiva.
“Si tenemos el billete de BsS 500, lo que dice la lógica es que los incorporas de forma progresiva. 1.000, 2.000, 5.000, 10.000 (…) No tienen que incorporar estos tres billetes al menos saltando las tres denominaciones”, expresó.
De igual forma, considera que las piezas anunciadas serán “muy poco funcionales” debido a que podrían ser usadas para “pagos grandes”, pero por la falta de billetes no se podría llegar a cifras exactas, sobre todo para dar vuelto “y hacerlo con los billetes de BsS 500 es imposible”.
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Por su parte, el economista Ronald Balza es de similar opinión a la expresada por García, al decir que la medida de la administración de Nicolás Maduro es necesaria, “pero ampliarse de forma ordenada a como se está haciendo”.
Según su opinión, los nuevos billetes generarán otros problemas en la economía “sin resolver los anteriores”, porque son consecuencia de la hiperinflación que se registra en Venezuela.
Balza recordó que el costo para imprimir los billetes fue alto, debido a que muchos de los mismos vinieron del extranjero y ahora las piezas de baja denominación se perdieron por la poca practicidad que tienen en la economía actual. “No sirven ni para pagar la gasolina“, explicó para América Digital.
“Tener billetes de media denominación (BsS 1.000, BsS 2.000 y BsS 5.000) facilitan las transacciones, que no se necesitarían si no tuviéramos hiperinflación”.
¿Se puede medir la hiperinflación con esta medida?
Para Henkel García, la expedición de los nuevos billetes es un “reflejo” de la situación económica actual y expresó que solo por esta decisión “no se puede estimar cuál es la inflación” porque esa medición es “mucho más exhaustiva”.
“Solo por aumentar el cono no se puede calcular la inflación. Se puede reconocer, pero no para estimar de cuánto es la inflación”.
Por su parte, el economista Jesús Casique cree que en efecto, la publicación de los billetes nuevos sí es un indicador de la inflación en Venezuela, al tiempo que dijo que la inflación acumulada desde que se llevó a cabo la reconversión monetaria hasta abril de 2019 es de 37.622.2%
La incorporación al Cono Monetario BCV Billetes de Bs.10.000 Bs.20.000. Bs.50.000 representa un indicador de la hiperinflación que atraviesa el país.
Desde la Reconversión Monetaria (agosto 2018) hasta (abril 2019) la inflación acumulada INPC BCV 37.622,2%.— Jesús Casique (@jesuscasique1) 12 de junio de 2019
Casique alertó que el BCV tiene “opacidad y oscurantismo” en sus cifras, por lo que la Asamblea Nacional tuvo la iniciativa de realizar la publicación de los indicadores macroeconómicos. Por eso, se supo que Venezuela entró en noviembre de 2017 en hiperinflación.
Resaltó que aunque los tres primeros meses de 2019 el Parlamento publicó cifras por debajo del 50%, que de acuerdo a una teoría económica indica que se está en hiperiflación, aún el país sigue viviendo ese fenómeno.
Coincidió con la opinión de García y Balza de que era necesaria la ampliación del cono monetario, pero alertó que el mismo trae dos vertientes. Al igual que los otros economistas, faltaron piezas dentro del cono monetario.
Además alertó que los nuevos billetes ya están devaluados al decir que, de acuerdo al cambio oficial, la nota de BsS 10.000 equivalen a $1.6
En ese sentido, García recordó que la reconversión monetaria -que se realizó en agosto de 2018 y que le “quitó” cinco ceros de la moneda- se había presentado como una promesa para corregir las deficiencias económicas “y ahora tenemos hiperinflación”.
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Agregó que en la actualidad no existen anuncios que puedan corregir este fenómeno y a pesar de que se pueden apreciar tasas menores de inflación, “aún no salimos del problema” porque “no se ha reducido de manera sostenida” en temas como el sistema cambiario y la dificultad que se presentó con Petróleos de Venezuela (Pdvsa)
Sin sencillo y altos montos
García indica que, en otros países, se hace un cálculo para determinar cuántos billetes por persona deben haber en un país y calcularon un promedio de 60 piezas. El problema ha sido su distribución en los distintos valores
“Es un buen número de billetes pero con denominaciones incorrectas. Estimo que BsS 50.000 es muy alto para el nivel de masa monetaria que hay en Venezuela y que a la larga será muy difícil de manejar”.
Tampoco cree que con esta medida pueda venir un nuevo aumento de salario mínimo, ya que la impresión de nuevos billetes con denominaciones altas eran necesaria “hace meses”, ni que pueda venir un nuevo proceso de reconversión monetaria.
Mientras, Balza manifiesta que la ampliación del cono monetario no estría relacionado con un eventual aumento de la gasolina. Al respecto del combustible, “sería para gastar plata en los equipos que estaban vinculados con el carnet de la patria y que no necesitaban pago en efectivo y no se hizo. El precio de la gasolina debió haberse hecho hace meses”.
Indicó que meollo del asunto radica en la falta de efectivo y eso ha hecho que la transacciones no se produzcan o sean más lentas, así como el uso del dólar sea una necesidad para muchas personas que tuvieron que usarlos para pagar cosas, como por ejemplo en el estado Zulia, que ha tenido problemas con la electricidad.
Mientras, Casique indicó que el BCV emitió para el nuevo cono monetario un total de 4.117 millones de notas, que “no es nada en un país con hiperinflación” y dijo que no se hacía nada con solo emitir esas piezas, sino que había que optimizar su localización.
A su juicio, el Gobierno debe establecer políticas de “amarre” en los ámbitos fiscal y monetario. Y a pesar de que el Ejecutivo venezolano “frenó” el fenómeno con el aumento del encaje legal, que impide dar préstamos a los comerciantes y produce una mayor profundización de la depresión económica, Venezuela “está en depresión económica” porque tiene 22 meses de caída del producto interno bruto (PIB).