Cuando se trata de hablar sobre los deseos al momento de morir algunos prefieren ser enterrados cerca de sus seres queridos, otros disponen la extracción de sus órganos en buen estado y otros eligen la cremación. Pero nuevas prácticas proponen incrementar el compostaje humano, una técnica controversial y muy diferente a lo que conocemos que convierte el cadáver en varias canecas de abono.
La práctica se conoce como ‘human composting’ (compostaje humano, por su traducción en español), y pretende convertirse en la alternativa ambiental para entierros en el futuro.
Consiste en conseguir la reducción orgánica natural del cuerpo humano, transformando el cuerpo sin vida en dos carretillas de tierra fértil en entre cuatro a seis semanas.
¿Cómo es el proceso?
Como lo explica Lynne Carpenter-Boggs, profesora de Ciencia de los Suelos y Agreicultura Sostenible de la Universidad de Washington, la práctica consiste en reducir el cuerpo a un producto orgánico y reutilizable mediante un simple proceso.
Primero se coloca el cuerpo en un recipiente reutilizable de acero hexagonal con astillas de madera, alfalfa y paja. Mediante un monitoreo cuidadoso de la humedad, calor y la interacción entre oxígeno, nitrógeno y dióxido de carbono, se acelera la descomposición natural del organismo dando como resultado una especie de tierra libre de componentes de bacteria nocivos para la salud.
“Es un poco sorprendente que cuando la actividad microbiana se inicia y hay suficiente materia prima, una clase completamente diferente de organismos, llamados ‘organismos termofílicos’, se activan”, indicó Carpenter-Boggs.
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De acuerdo con los experimentos realizados, todas las partes del organismo se descomponen en su totalidad en estas semanas, incluyendo dientes y huesos. Y aquellas personas fallecidas que hayan utilizado materiales no orgánicos como marcapasos o caderas artificiales, se examinan para analizar su posible reciclaje.
Aunque la idea genera controversia en algunas personas, los expertos en el tema aseguran que prácticas como estas serán frecuentes en años futuros, puesto que el proceso utiliza solo una octava parte de la energía usada en una cremación. Y según Carpenter-Bogg, la cremación de un individuo produce en Estados Unidos tanto CO2 como quemar 800,000 barriles de petróleo, lo que equivale a tomar un vuelo de Londres a Roma.
¿En dónde se puede practicar el compostaje humano?
El estado de Washington fue la primera zona del país en permitir el compostaje humano. Varios centros licenciados con la práctica pueden realizar el procedimiento de reducción orgánica del cuerpo, y la tierra obtenida a través de ello, es entregada a los seres queridos de la persona fallecida, quienes pueden esparcirla a su conveniencia, o incluso utilizarla para un acto más simbólico como sembrar un jardín o vegetales.
En Reino Unido esta técnica es también cada vez más frecuente y se utiliza bajo el mismo concepto realizado en Estados Unidos.
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