Cinco claves para entender la primera cumbre entre Putin y Kim

El presidente ruso, Vladímir Putin, y el líder norcoreano, Kim Jong-un, se reunieron este jueves por primera vez desde que el tercer miembro de la dinastía Kim asumiera el poder en 2011.

A continuación, recopilamos cinco de los puntos más importantes del encuentro entre ambos mandatarios.

También se habló de que Corea del Norte iniciaría el proceso de desnuclearización, algo que Putin consideró “posible”.

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El jefe del Kremlin advirtió en numerosas ocasiones que después del derrocamiento y ajusticiamiento de los líderes iraquí y libio, Sadam Huseín y Muamar el Gadafi, los Kim concluyeron que las armas nucleares eran la mejor garantía de la supervivencia del “reino ermitaño”.

Por ello, Putin insistió en la necesidad de poner en marcha medidas de confianza, de restablecer el imperio del derecho internacional y de renunciar a “la ley del más fuerte” a la hora de resolver las crisis internacionales.

“Aquí no hay ningún secreto”, apuntó Putin, quien subrayó que el propio Kim le pidió que transmitiera a Trump su postura sobre el arreglo de la crisis nuclear coreana. Y él prometió poner al día tanto a EE.UU. como al presidente chino, Xi Jinping, con el que se reunirá mañana en Pekín.

De hecho, el jefe del Kremlin subrayó que las posturas de Rusia y EE.UU. sobre la situación en la península coreana son, en gran medida, coincidentes, ya que ambos países apoyan el desarme nuclear.

Putin dijo que Rusia estaba “muy contenta” con el resultado de las negociaciones. Se trataron también proyectos bilaterales como el tendido de gasoductos, oleoductos, redes eléctricas y la situación de los trabajadores norcoreanos.

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Kim dijo que había venido a Rusia para tratar “las vías para el arreglo pacífico” del conflicto nuclear, que es un asunto que despierta un “interés prioritario” en todo el mundo.

Putin ejerció de cicerón y maestro, y Kim de invitado y aprendiz. Putin se acordó del padre del líder norcoreano, Kim Jong-il, quien impulsó la firma del tratado de amistad con Rusia tras la caída de la Unión Soviética. El dirigente ruso se reunió en dos ocasiones, la última en Siberia, pocos meses antes de su muerte.

Kim dio las gracias en varias ocasiones al líder ruso de que se hubiera desplazado miles de kilómetros para entrevistarse con él. No dudó en calificar a Rusia de vecino “amistoso” y “grandioso”. Y Putin le respondió despidiéndose de él como si se tratara de un viejo amigo, esperando a que éste se alejara en su limusina.

Kim, cuyo padre nació en Siberia, según archivos soviéticos desclasificados, en medio de la guerra contra los invasores japoneses, permanecerá un día más en la ciudad bañada por el océano Pacífico, en la que prevé visitar una fábrica, un acuario y, posiblemente, el Teatro Mariínski.

*Con información de EFE