El fiscal especial Robert Mueller, que investigó la llamada “trama rusa” y su relación con la campaña electoral de Donald Trump, insistió el 29 de mayo en que la acusación formal contra el mandatario “no era un opción” dada la normativa del Departamento de Justicia.
A través de un comunicado, Mueller dijo que renunciará a su puesto una vez terminada la investigación.
“Si hubiésemos tenido confianza en que el presidente claramente no cometió un delito, lo habríamos dicho”, expresó.
La normativa gubernamental estipula que no se puede imputar al presidente por un delito federal mientras esté en el cargo, ya que es inconstitucional.
“Estoy hablando hoy porque nuestra investigación se ha completado. El fiscal general ha hecho el informe público en gran parte, estamos cerrando formalmente la oficina del fiscal especial y, asimismo, estoy dejando al Departamento de Justicia”, remarcó.
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El informe escrito por Mueller y enviado al Congreso señala que no hay pruebas de nexos entre el entorno de Trump y el Kremlin, a la vez que indica que no había alcanzado una conclusión sobre una posible obstrucción a la Justicia por parte del mandatario.
El caso cerrado de Trump
A la par, Trump insistió en su inocencia después de que el fiscal Mueller, ofreciera una declaración pública sobre sus hallazgos.
En reiteradas ocasiones, el presidente Trump negó las acusaciones de haber incurrido en “encubrimiento” con relación a la pesquisa de la interferencia electoral de Rusia, e instó a los demócratas a poner fin a lo que llamó “investigaciones falsas”.
Inclusive, el 3 de mayo reveló que había sostenido una conversación con su par ruso, Vladimir Putin, en la que habían hablado acerca del caso y afirmó que su homólogo sabía que no hubo ninguna pacto tras bastidores.
Con información de EFE