La misión OSIRIS-REX de la NASA buscará marcar un hito histórico al intentar aterrizar sobre el asteroide Bennu para recolectar una muestra de rocas y de polvo de este gran cuerpo espacial.
Esta misión contempla que la sonda espacial descienda unos segundos por primera vez sobre la superficie de un asteroide para tomar estas muestras y posteriormente enviarlas en los próximos años a la Tierra para su estudio.
Los científicos han explicado que el asteroide Bennu contiene material del sistema solar temprano y puede contener los precursores moleculares que habrían originado la vida y los océanos de la Tierra.
En ese sentido, la comunidad científica ha puesto sus ojos en este gran objeto espacial y la NASA decidió lanzar la sonda OSIRIS-REx para realizar estas investigaciones espaciales durante siete años y tomar esta muestra que será devuelta a la Tierra en el año 2023.
“Es un viaje de siete años que concluirá con la entrega a la Tierra de al menos 2,1 onzas (60 gramos) y posiblemente hasta casi cuatro libras y media (dos kilogramos) de muestra. Promete ser la mayor cantidad de material extraterrestre traído del espacio desde la era Apolo”, explicó la NASA.
De esta forma, se espera que en este primer intento de contacto con el asteroide se registre este 20 de octubre lo cual representa un importante reto para los científicos que manejan la sonda espacial.
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La agencia espacial explicó que la nave llegará a una zona rocosa en el hemisferio norte del asteroide Bennu en donde un brazo robótico intentará tomar la muestra mientras este cuerpo viaja a unos 334 millones de kilómetros de nuestro planeta.
“El área de Nightingale fue seleccionada como sitio de muestreo principal de la misión porque contiene la mayor cantidad de materia de grano fino sin obstrucciones. Sin embargo, la región está rodeada de rocas del tamaño de edificios”, explicaron los investigadores.
En ese sentido, la nave tendrá que sortear estos obstáculos e intentará aterrizar sobre esta zona durante unos pocos segundos en donde se espera realizar tres maniobras distintas para alcanzar la superficie del asteroide.
La nave OSIRIS-REX descenderá entonces a la superficie, aterrizará por menos de dieciséis segundos y disparará una de sus tres botellas de nitrógeno presurizado con el que agitará y levantará el material de la superficie de Bennu para que sea atrapado por otro instrumento recolector.
Tras esta meticulosa maniobra, la nave espacial OSIRIS-REx disparará sus propulsores para alejarse de la superficie de Bennu con el objetivo de situarse a una distancia segura del asteroide y que no represente un riesgo para la misión.
“Las imágenes y otros datos científicos recopilados durante el evento serán enviados luego de que la nave se aleje del asteroide y pueda apuntar su antena más grande hacia la Tierra para transmitir a velocidades de comunicación más altas”, explicó la NASA.
Los científicos han explicado que el asteroide Bennu pudo haberse formado hace más de 4.500 millones de años y tiene un tamaño estimado como el del edificio Empire State.
Sin embargo, lo que más ha llamado la atención es que mantiene un buen nivel de conservación a pesar de estar orbitando durante millones de años entre planetas, lunas, asteroides y cometas, por lo que se cree que podría estar hecho de material que contiene moléculas que estaban presentes cuando se formó la vida por primera vez en la Tierra.
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