Un estudio realizado por científicos del Instituto Tecnológico de California (Caltech) en conjunto con el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la Nasa pudo evidenciar la existencia de cloruro de sodio en la superficie de Europa, una de las lunas de Júpiter.
El descubrimiento permite evidenciar la existencia de este producto, que comúnmente utilizamos como la sal de cocina, en el océano subsuperficial de la luna helada de este planeta.
La investigación fue publicada en la revista Science Advances en donde se explica que se hizo un análisis espectral del color amarillo que es visible en la superficie de Europa, lo cual en reflejaría la presencia del cloruro de sodio.
La información recopilada en las exploraciones de las naves Galileo y Voyager permitieron concluir, a partir de un espectrómetro infrarrojo, que esta luna está cubierta por una capa de agua líquida que es salada y que tiene una cáscara helada que la recubre.
“El espectrómetro de Galileo encontró hielo de agua y una sustancia que parecía ser sales de sulfato de magnesio, como las sales de Epsom, que se usan en los baños de remojo”, explicó Caltech.
Para descifrar la incertidumbre sobre la composición de este océano en Europa, los científicos decidieron analizar unos nuevos datos de mayor resolución espectral obtenidos por el Observatorio WM Keck, con los que se pudo deducir que en realidad no se trataba de sulfatos de magnesio en esta luna.
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En ese sentido, el laboratorio de la Nasa encontró que las sales de Europa cambiaban de color con el uso del infrarrojo, en donde el cloruro de sodio reflejó un color amarillo que es similar al que se observa en Tara Regio, una de las zonas geológicamente jóvenes de Europa.
“El cloruro de sodio es un poco como tinta invisible en la superficie de Europa. Antes de la irradiación, no se puede decir que está ahí, pero después de la irradiación, el color salta directamente hacia ti”, explicó Kevin Hand, científico de JPL.
Los investigadores, entre ellos la estudiante Samantha Trumbo, destacaron que este descubrimiento evidencia que Europa es el cuerpo planetario más interesante de lo que se creía, debido a los componentes de su superficie.
“El sulfato de magnesio simplemente se habría lixiviado en el océano de las rocas en el fondo del océano, pero el cloruro de sodio puede indicar que el fondo del océano es hidrotérmicamente activo”, destacó Trumbo.
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Finalmente, esta investigación confirmó que el océano de Europa puede parecerse químicamente a los océanos de la Tierra, lo cual desentraña una de las grandes inquietudes que tenían los científicos sobre la composición de esas aguas.
América Digital
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