Congo Mirador, población localizada al sur del Lago de Maracaibo, en Venezuela, acoge un parador que permite contemplar paisajes naturales y el impresionante fenómeno del ‘relámpago del Catatumbo’.
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Precisamente en esta región de Maracaibo, que obtuvo el Récord Guinness en 2015, los relámpagos se registran en 297 días del año, y se puede registrar un promedio de 250 descargas eléctricas por kilómetro cuadrado.
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Pero, ¿por qué se registra este fenómeno meteorológico en la zona? El efecto orográfico de las cordilleras como una especie de herradura, encierra al lago de Maracaibo y junto a los vientos cálidos del océano, se crean las características ideales para que aparezca una serie de relámpagos de manera casi continua.
El Congo Mirador acogía anualmente a miles de turistas, que llegaban fascinados al pueblo de palafitos (casas en el agua) para apreciar el espectáculo de los relámpagos, uno de los cinco fenómenos naturales más conocidos en el mundo. Pero hoy la situación en la región es desoladora.
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Donde antes se movía el turismo, la comida y el licor por los continuos visitantes, hoy queda muy poco. Los habitantes del lugar han decidido irse a tierra firme por la dura crisis económica que vive el país gobernado por Nicolás Maduro y que los ha dejado en el olvido para el Estado.
La escuela del pueblo colapsó, la gran mayoría de palafitos están abandonados y no hay doctores ni profesores en Congo Mirador. “No queda ni una sola bodega. No tengo dónde comprar la comida, sino en los puertos, ¡lejos!, y no tenemos gasolina”, dice Miro Navarro, uno de los habitantes que queda en el lugar.
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La carencia de servicios públicos en el pueblo junto a la sedimentación que impide la pesca y el turismo en la zona, han obligado a los moradores a marcharse a poblaciones aledañas donde al menos pueden satisfacer sus necesidades básicas. “Hace falta de todo un poquito. Todo el tiempo hemos votado por la revolución (oficialista), pero ni así se acuerdan de nosotros”, dice un dirigente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) en diálogo con BBC.
Se estima que en la actualidad quedan solo 100 habitantes en esta población. “No nos queremos ir de aquí, necesitamos que nos ayuden”, es el llamado que hace María Urdaneta, quien aún reside en el lugar.
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