La Agencia Aeroespacial de Japón (JAXA) informó que su sonda Hayabusa 2 emprendió este miércoles su viaje de regreso a la Tierra tras conseguir muestras de un remoto asteroide, marcando un logro sin precedentes en la exploración espacial.
De acuerdo con la agencia, la sonda inició las maniobras de abandono de la órbita del asteroide Ryugu para comenzar a recorrer 700 millones de kilómetros de viaje para regresar a la Tierra, un recorrido que tomaría aproximadamente un año.
Los científicos explicaron que si la nave logra regresar sin contratiempos, se convertirá en la primera misión espacial que trae a nuestro planeta muestras de la superficie y subterráneas de un cuerpo celeste tan lejano, algo que podría contribuir a la investigación sobre los misterios del universo.
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La JAXA también ha venido revelando los pasos que ha tenido esta operación de abandono del asteroide, la cual fue bautizada como “Sayonara Ryugu” (Adiós Ryugu) por lo que viene publicando fotografías tomadas por la sonda Hayabusa2 en donde se le ve cada vez más lejana del cuerpo rocoso.
Su regreso
Los científicos explicaron que el Hyabasusa2 trazará en los próximos meses tres cuartos de la órbita del Sol y aprovechará la fuerza de la gravedad de esa estrella para lanzarse hacia la Tierra.
De acuerdo con JAXA, se espera que hacia finales de 2020 la sonda pase sobre Australia y dejará caer una cápsula que contiene las muestras de arena y rocas recogidas en el asteroide Ryugu.
La nave japonesa alcanzó ese asteroide en 2018 y tocó tierra en dos ocasiones este año, en las que logró excavar un cráter sobre la superficie y recoger muestras empleando proyectiles disparados desde un brazo articulado, en lo que constituyó una misión pionera de alta complejidad técnica.
Además, la sonda descargó tres pequeños vehículos exploradores sobre Ryugu con el objetivo de recolectar muestras adicionales de este asteroide de más de 430 metros de diámetro.
El asteroide Ryugu está ubicado a 340 millones de kilómetros de la Tierra y se cree que su superficie contiene restos de carbón y agua formados en el nacimiento de nuestro sistema solar hace unos 4.600 millones de años, por lo que podría aportar pistas sobre la formación de los planetas y el origen de la vida.
América Digital/ EFE