¿Quién no ha ido a nadar con familiares y amigos? Esta es una costumbre que han tenido todas las culturas alrededor del mundo y aún hoy en la actualidad, es una de las actividades predilectas para hacer en familia.
En el mundo hay ríos y lagos que si te atreves a sumergirte en ellos, tu vida correrá un grave peligro. Por eso hoy, en América Digital, queremos enseñarte algunos lugares en los que por nada del mundo debes poner un pie adentro.
Estero Burbujeante
El Estero Burbujeante es el nombre de un estanque ubicado en Chicago. Cuando esta ciudad comenzó a crecer, los obreros nivelaron los ríos provenientes de pantanos para abastecer de agua dulce a la comunidad.
Sin embargo, como en casi todas las ciudades del mundo, el crecimiento de Chicago fue acompañado por el crecimiento de las industrias, que comenzaron a depositar sus desechos en la corriente de agua más cercana.
Gracias a eso, las profundidades se llenaron de basura, sobre todo de origen animal, y comenzaron a emanar burbujas desde el suelo hasta la superficie. De ahí su nombre.
Yeniséi
Este río de Rusia está altamente contaminado, si llegaras a nadar allí, automáticamente tendrías que ir a un hospital por la cantidad de microbios que habitan en estas aguas.
Si por alguna razón llegaras a tomar un poco de agua del Yeniséi, deberás ser tratado de urgencias por un sin fin de enfermedades y someterte a exámenes rigorosos para evitar ser contagiado por una bacteria o virus.
Lago Pustoye
Este es un lago cristalino, con agua que no está contaminada y que además, científicos alrededor del mundo le han hecho pruebas que arrojan un resultado de cero toxicidad.
¿Qué es lo extraño?
Lo que sucede en el Lago Pustoye es que nunca ha tenido un pez, los animales no beben de su agua ni se acercan a él y además, emana unas burbujas que hacen que su agua luzca como una champaña; sin embargo, no se sabe a qué se debe este inquietante aspecto.
Lago Mono
No te dejes llevar por su belleza, el Lago Mono, por increíble que parezca, es uno de los estanques más peligrosos del planeta.
Con el crecimiento de Los Ángeles, la ciudad fue drenando paulatinamente y por más de 50 años los componentes del lago; cuando se dieron cuenta que el estanque ya estaba casi seco, intentaron salvarlo, pero era demasiado tarde…
Gracias las cantidades exorbitantes de sal, Mono se volvió tóxico.