Una investigación del Observatorio de la Tierra de la NASA ha podido establecer por qué algunos de los lagos que se forman en las zonas glaciares adquieren un color turquesa, comparados con los mismos ecosistemas de otras partes del mundo.
La investigación se centró en cuatro grandes lagos en la isla sur de Nueva Zelanda (Pukaki, Tekapo, Ohau y Benmore) que se destacan por tener este distintivo y llamativo color turquesa en comparación con las aguas azul marina del lago Wanaka y el lago Hawea al suroeste de este país.
De acuerdo con el Observatorio, estos lagos turquesas son alimentados por ríos donde grandes glaciares activos se están moviendo a través de valles rocosos.
“Los glaciares funcionan como excavadoras, triturando y pulverizando rocas a lo largo de los pisos y paredes del valle. El proceso produce un polvo de grano fino de limo y arcilla (harina glacial) que se recoge en las corrientes de agua de deshielo. Dado que las partículas son tan finas, son lentas para hundirse hasta el fondo, quedando suspendidas en la columna de agua”, indicó la NASA.
How Glaciers Turn Lakes Turquoise https://t.co/i3HeoFhQBR #NASA
— NASA Earth (@NASAEarth) 20 de mayo de 2019
Para los expertos, un factor que incide en que el agua adquiera esa tonalidad es que cuando la luz del Sol impacta estas partículas absorben las longitudes de onda más cortas, como lo son los colores púrpuras e índigos.
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Asimismo, el agua absorbe los rojos, naranjas y amarillos de mayor longitud de onda dejando espacio para que las tonalidades azules y verdes puedan dispersarse para que el agua adquiera estos colores.
La NASA utilizó satélites y equipos de medición de infrarrojos con los cuales pudieron establecer la forma como fluyó el agua glaciar desde los ríos hacia los lagos, en donde se pudo establecer que en donde la vegetación es escasa el agua fluye hacia abajo y no tiene materia orgánica que incide en su oscurecimiento.
Precisamente, investigadores de la Universidad de Waikato utilizaron los satélites para comparar el color de los lagos y pudieron catalogar las tonalidades de 1.486 lagos en Nueva Zelanda, en donde evidenciaron unos patrones relacionados con el tipo de ambiente donde se ubican y la forma en que es usaba la tierra cercana.
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Por ejemplo, los lagos azules ocurrieron principalmente en áreas montañosas escasamente pobladas en donde los investigadores describieron cómo lagos amarillos aparecieron principalmente en áreas boscosas, donde el agua tenía valores altos de materia orgánica.
Por su parte, los lagos que se clasificaron como verdes o verdes amarillos eran más probables en áreas con granjas cercanas debido a que estas zonas producen altos niveles de nitrógeno y fósforo que alimentan el crecimiento de algas, que pueden hacer que el agua se vuelva verde.
América Digital
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