El brote de coronavirus, iniciado en Wuhan, China, tiene al mundo a la exceptiva. Al tratarse de un virus nuevo las dudas no tardan en surgir, especialmente cuando gran parte de la población ha tenido que detener su vida para resguardarse en casa y proteger su integridad.
Con el fin de disipar las dudas referentes a la prueba para detectar el COVID-19, te explicamos cómo es el proceso según la información planteada por los expertos.
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Detección del COVID-19
De acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, la recomendación es efectuar una prueba basada en las muestras que se obtengan de hisopados nasofaríngeos y orofaríngeos.
Esto quiere decir que la evaluación consiste en recolectar secreciones, con un hisopo o cotonete, al pasarlo de manera suave por la garganta y las mucosas que están detrás de la nariz.
Al conseguir esas muestras, se trasladan al laboratorio para ser analizadas y poder identificar si hay presencia del código genético del virus SARS-CoV-2, causante del coronavirus.
Las personas que tienen tos producto de un síntoma patológico, pueden hacerse la prueba con esputo, es decir, usando la secreción que sale de las vías respiratorias y se producen al toser. En esos casos, el experto en materia de salud debe pedirle al paciente que se enjuague la boca con agua y luego expectore con una tos profunda, para conseguir el esputo.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se requiere que la secreción provenga de las vías respiratorias bajas. De lo contrario, el resultado de la prueba puede dar negativo, aunque en realidad la persona sí se encuentre infectada.
Por eso, aconseja “repetir la prueba con una muestra de las vías respiratorias inferiores en caso de enfermedad grave o progresiva”.
Si tienes algún síntoma común como fiebre alta, tos seca y cansancio, no esperes más, hazte la prueba.