Un estudio evidenció que los fallos de la administración de Donald Trump en materia de políticas de salud provocaron al menos “461.000 muertes” en Estados Unidos antes de la pandemia, así como miles de decesos más por no haber actuado de manera efectiva contra el COVID-19 y la contaminación del aire.
El informe estima que en 2018 podrían haberse evitado unas 461.000 muertes con políticas sanitarias distintas y el 40 % de las más de 341.000 muertes por COVID-19 en 2020, siendo el país con el mayor número de decesos por cuenta de la pandemia.
Las estimaciones consideran que solo eliminando las laxas políticas medioambientales de Trump se habrían evitado 22.000 muertes en Estados Unidos en 2019.
Así lo estableció una investigación publicada en la revista científica The Lancet en donde 33 investigadores piden alejarse “inmediatamente” de las políticas sanitarias de Trump, pero reconocen que el mandatario republicano heredó décadas de políticas fallidas que su administración agravó.
“La pandemia ha mostrado lo espectacularmente inadecuado que es el sistema sanitario del país a la hora de proteger la salud de la nación. El COVID-19 ha explotado desigualdades existentes a nivel sanitario y social en todo el mundo, pero en ningún otro lugar es más claro que en Estados Unidos”, indicó Richard Horton, editor jefe de The Lancet.
En ese sentido, la investigación pide revertir las políticas que han llevado a que la salud de la población estadounidense haya empeorado mientras en el resto del mundo registró una mejoría.
“Un camino que nos aleje de la políticas de la rabia y la desesperación de Trump no puede pasar por las políticas del pasado”, reseña el informe.
Los investigadores consideran que las conclusiones son “devastadoras” por lo que hacen seis recomendaciones como una respuesta basada en la ciencia contra la pandemia y crear un sistema de sanidad pública similar al que tienen Canadá o los países europeos.
Además, hacen un llamado para realizar un gran pacto fiscal y presupuestario para financiar la sanidad, la lucha contra el cambio climático y la mejora de los derechos civiles y la educación.
“Aunque su esfuerzo por derogar la Ley del Cuidado de Salud a Bajo Precio fracasó, debilitó su cobertura y aumentó el número de personas sin seguro, incluso antes de la dislocación masiva de la pandemia COVID-19, y ha acelerado la privatización de los programas de salud gubernamentales”, reseña el estudio.
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Los investigadores consideran que la presidencia del republicano Ronald Reagan fue la que inició en los años 80 una serie de medidas para un menor rol del sector público y beneficios fiscales para las grandes fortunas y empresas que a la postre llevaron a que el aumento de la esperanza de vida en el país se frenara con respecto a otras naciones en desarrollo.
Las dificultades para acceder a una sanidad con un gran componente privado y precios desorbitados comprados con otros países ricos han hecho que la esperanza de vida, que ronda los 78 años, haya incluso comenzado a caer en EE.UU., mientras en el resto del mundo aumenta o se mantiene por encima de esta cifra.
El informe estima que la deficiente financiación de agencias sanitarias en todo el país es responsable de la desaparición de 50.000 empleos de personal sanitario durante la presidencia de Barack Obama que eran vitales para lucha contra la inesperada pandemia que se declaró en 2020.
Este escenario se complicó aún más debido a las fallidas políticas sanitarias, centradas en el beneficio privado, sumado a que el 11 % de los estadounidenses sufren una inseguridad alimentaria, riesgo de obesidad o diabetes y por ende una mayor posibilidad de morir por el COVID-19.
De esta forma, la pandemia ha afectado con mayor incidencia a las minorías y ha hundido la esperanza de vida de los hispanos en más de 3,5 años e incrementado la diferencia de mortalidad entre blancos y negros.
Precisamente, la gestión de la pandemia por parte de Trump fue bastante cuestionada ya que el mandatario constantemente le restó importancia al COVID-19 y no fomentó el uso del tapabocas en la población como era esperado.
“El desdén por la ciencia y los recortes a los programas de salud global y las agencias de salud pública han impedido la respuesta a la pandemia de COVID-19, causando decenas de miles de muertes innecesarias y poniendo en peligro los avances contra el VIH y otras enfermedades”, reseña el informe.
En medio de este escenario, las muertes en Estados Unidos por cuenta del COVID-19 superó las 471.000 decesos, mientras que los contagios ya alcanzan los 27 millones de personas infectadas concentrando el 25 % de los casos a nivel mundial.
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