Estados Unidos espera la posible aprobación de una vacuna para el COVID-19, que podría producirse este jueves, para comenzar a distribuir millones de dosis en 48 horas, en momentos en que el país enfrenta un grave incremento de casos y muertos por el coronavirus.
Con más de 15 millones de casos y más de 287.000 fallecidos en EE.UU., la atención está puesta en una reunión que mantendrá este jueves un grupo de expertos de la Agencia de Alimentos y Medicamentos (FDA) para evaluar si autoriza la vacuna contra el coronavirus de la farmacéutica Pfizer y su socio BioNTech.
Este grupo de expertos, denominado Comité Asesor de Productos Biológicos de la FDA, tendrá que determinar si la vacuna de Pfizer recibe la aprobación de emergencia para su distribución y, justo una semana después, el 17 de diciembre, tendrá que decidir lo mismo sobre la vacuna de la farmacéutica Moderna.
De esta forma, los estadounidenses esperan con ansias este anuncio cuando el nivel de transmisión del coronavirus en varios estados, como California, es crítico y algunos ya se están quedado sin camas en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI).
Distribuir 3 millones de dosis en 48 horas
Antes del encuentro, la FDA ha considerado que la vacuna de Pfizer “es muy eficaz” para prevenir el COVID-19 y que no existen problemas de seguridad que impidan que se le conceda una autorización de uso de emergencia.
Entretanto, el Gobierno de EE.UU. ultima los preparativos para su distribución y planea entregar por todo el país 3 millones de las primeras dosis 48 horas después de la aprobación de emergencia.
El general Gustave Perna, encargado de la operación logística de distribución, dijo que repartirán primero 3 millones de dosis de la vacuna de Pfizer, y 21 días después facilitarán una segunda tanda.
El responsable militar de la Operación Warp Speed (‘más rápido que la luz’) aseguró que entre 24 y 48 horas todo el país debería tener acceso simultáneo a la vacuna de Pfizer.
Ver más: EE.UU. se prepara para el gran desafío logístico de distribuir las vacunas contra el COVID-19
El personal sanitario, de emergencias, así como las residencias de ancianos, serán los primeros en recibir las primeras dosis para progresivamente ampliar a la población general la campaña de vacunación.
Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de EE.UU. (CDC, en inglés) estiman que hay unas 21 millones de personas que trabajan como personal médico y unos 100 millones de adultos con antecedentes médicos de alto riesgo.
California, a un ritmo insostenible
EE.UU. avanza hacia la aprobación de la vacuna, con un panorama crítico en varios estados ante la escasez de camas en las UCI, como es el caso de California.
Tal es la situación en ese estado que la falta espacio en las UCI ha activado automáticamente una orden de confinamiento estricto en tres regiones -California Sur, el área de la bahía de San Francisco y el valle de San Joaquín-, cuyos habitantes no pueden salir de casa salvo que se trate de actividades esenciales.
Con casi medio millón de contagios y más de 8.000 muertes, el condado de Los Ángeles, y por ende California, se ha convertido en el epicentro de la pandemia en EE.UU.
“En promedio, cada californiano con COVID-19 está infectando a 1,23 personas más, una tendencia que ha provocado que el número total de casos activos en ese estado esté aumentando a un ritmo insostenible” indicó la organización “Covid Act Now”, que colabora con universidades como Stanford, Harvard y Georgetown.
De acuerdo con el informe “si esta tendencia continúa, el sistema hospitalario puede sobrecargarse” y muchas personas dejarían de atenderse por cuenta de la saturación, por lo que los expertos han asegurado que la aprobación de las vacunas no solucionará este problema de forma rápida.
Colapso hospitalario
La situación crítica se extiende a otros estados, como Oklahoma, Nuevo México o Nueva Jersey, donde los hospitales empiezan a no tener camas disponibles en sus UCI, indica un análisis de “Covid Act Now” con datos del Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE.UU.
Otro estudio del diario The New York Times revela que en El Paso, una ciudad fronteriza de Texas, los centros hospitalarios informaron la semana pasada de que solo 13 de las 400 camas de cuidados intensivos estaban libres, mientras que en Albuquerque, en Nuevo México, no había ninguna disponible.
Además, las cifras de hospitalización recopiladas por el Proyecto de Seguimiento del COVID-19, propiedad de la revista The Atlantic, muestran que el número de pacientes ingresados con el virus en todo el país se ha duplicado desde principios de noviembre en el último mes.
Sin embargo, una de las preocupaciones de las autoridades es que las bajas temperaturas invernales tampoco están ayudando a frenar la pandemia.
Los CDC emitieron una alerta asegurando que “a medida que se acerca el clima frío, las personas pasan más tiempo en interiores y se acercan las vacaciones”, por lo que los contagios, las hospitalizaciones y las muertes en el país continúan creciendo.
De esta forma, los estadounidenses esperan con gran esperanza la aprobación de las vacunas de Pfizer y Moderna pero la disponibilidad de dosis no logrará controlar por si misma el incremento de contagios si el comportamiento de los ciudadanos no contribuye con este objetivo.
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