Los comicios en Estados Unidos no solo marcaba un pulso entre los demócratas y republicanos por la presidencia sino también por el control de las mayorías en el Congreso.
Los resultados preliminares han permitido concluir que los demócratas han salido debilitados en la Cámara de Representantes en donde redujeron su mayoría.
Asimismo, el control del Senado, dominado por los republicanos, todavía sigue en la incertidumbre y podría conocerse hasta enero mientras se continúa con el escrutinio de los votos.
Incertidumbre en el Senado
El balance de poder en el Senado no se decidirá hasta el 5 de enero, cuando se celebrará la segunda vuelta para los dos escaños que corresponden al estado de Georgia, ya que ninguno de los candidatos llegó al 50 % de los votos, según las proyecciones de los grandes medios.
Georgia, tradicionalmente conservador, ha cobrado un protagonismo inesperado en estas elecciones porque probablemente decidirá qué partido dominará el Senado. Además, le ha dado un impulso al candidato presidencial demócrata, Joe Biden, que lidera el conteo en ese estado a la espera de resultados definitivos.
Actualmente, el escrutinio muestra un empate técnico de 48 curules entre los demócratas y republicanos de los 100 escaños que tiene el Senado, aunque se espera que estos últimos se anoten una victoria en Carolina del Norte y otra en Alaska, lo que les permitiría ponerse con 50 asientos.
Sin embargo, todo dependerá de las dos elecciones que se realizan en Georgia durante el mes de enero, en un estado que no deja de ser conservador y en donde los republicanos tienen esperanza de ganar.
Por su parte, si los demócratas ganan los dos escaños de Georgia quedarían empatados a 50 curules con los republicanos.
Lo cierto es que si Biden gana las elecciones en Estados Unidos, Kamala Harris se convertiría en vicepresidenta y tendría el poder de votar con los demócratas para romper el empate con los republicanos, ya que el vicepresidente del país preside la Cámara Alta.
Demócratas debilitados
Las encuestas predijeron que los demócratas ampliarían su mayoría en la Cámara de Representantes, e incluso aventuraron que podrían arrebatar a los republicanos el Senado.
Los resultados son peor de lo esperado y, de hecho, las proyecciones de los principales medios muestran que los republicanos han conseguido arrebatar ocho escaños a los progresistas, mientras que los demócratas solo han quitado tres a sus adversarios.
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Por el momento, el conteo da 213 asientos a los demócratas y 194 a los republicanos, mientras que 28 curules están todavía en juego en esta cámara del Congreso.
La Cámara de Representantes está compuesta por 435 legisladores y son necesarios 218 para ser el partido en la mayoría y con más poder, una posición que parece que conservarán los demócratas.
Moderados vs progresistas
Los demócratas más moderados culpan al sector del partido más a la izquierda de la pérdida de escaños en el Congreso porque aseguran que los conservadores han conseguido etiquetarles de “socialistas”, aunque esa afirmación sea falsa.
La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, ha intentado calmar los ánimos; y atribuyó la pérdida de escaños a la popularidad del presidente de EE.UU., Donald Trump, quien ha recibido cinco millones de votos más que en 2016, a pesar de que el demócrata Joe Biden le aventaja para lograr la Presidencia de Estados Unidos,
“No ganamos todas las batallas en la Cámara de Representantes, pero sí hemos ganado la guerra”, aseveró Pelosi, quien se refirió a Biden como el “presidente electo”.
Los resultados también han hecho que algunos miembros del Partido Demócrata cuestionen el liderazgo de Pelosi, que preside la Cámara de Representantes desde 2019, cuando los demócratas recuperaron la mayoría, pero un cargo que ya había ejercido entre 2007 y 2011.
Qanon y ‘Black Lives Matter’
Además, la Cámara de Representantes de Estados Unidos contará desde enero con la presencia de la republicana Marjorie Taylor Greene, la primera congresista que se adhiere abiertamente al movimiento QAnon, que promueve teorías de la conspiración y ha sido etiquetado por el FBI como potencial amenaza de terrorismo doméstico.
Asimismo, también llegará la demócrata Cori Bush que se convirtió en la primera activista del movimiento “Black Lives Matter” (“Las vidas negras importan”) que llega al Congreso federal, después de un año marcado por las protestas encabezadas por ese grupo contra el racismo y la brutalidad policial en el país.
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