El demócrata Joe Biden asume la presidencia de Estados Unidos con la experiencia de ya haber estado en la Casa Blanca ejerciendo como vicepresidente del Gobierno de Barack Obama entre 2009 y 2017.
Con una larga carrera política, este político de 78 años recibirá un país polarizado, con una crisis económica y golpeado por la pandemia del COVID-19, la cual es una de las mayores retos de su gobierno.
Precisamente, Biden llega al gobierno con un país que ya suma 400.000 muertos por el coronavirus, una cifra récord en el mundo y que tienen a Estados Unidos como el país más afectado por la pandemia, un hecho que es vinculado directamente a la falta de liderazgo de Donald Trump para enfrentar esta crisis sanitaria.
El nuevo presidente ha asegurado que controlar el COVID-19 es su prioridad y por eso trazó un plan multifacético para combatir la pandemia, que incluye una mayor cantidad de hisopados y rastreo epidemiológico y la vacunación de unas 100 millones de personas en sus primeros 100 días de gobierno.
El presidente ya tiene una decena de decretos preparados y que planea firmar durante sus primeros diez días de gobierno tras tomar posesión en el cargo este 20 de enero.
El mandatario demócrata ya tiene contempladas importantes decisiones en materia de la pandemia del COVID-19, la migración y la lucha contra el cambio climático al regresar a los Estados Unidos al Acuerdo de París, entre otros temas.
El COVID-19
La pandemia del COVID-19 ha golpeado fuertemente a Estados Unidos y lo tiene como el país más afectado en el mundo por el número de contagios y muertos, por lo que este será uno de los temas primordiales para el nuevo huésped de la Casa Blanca.
Este ha sido uno de los temas que más contrastes ha marcado entre el presidente Donald Trump y Joe Biden sobre la forma como se ha manejado la pandemia en el país.
El nueva mandatario ha asegurado que el rol del gobierno federal es actuar en ese tipo de crisis. A diferencia de Trump, no cree que es una cuestión meramente de los gobernadores locales y que el gobierno federal sólo debe servir de apoyo.
Biden está a favor de un robusto gasto federal para ayudar a negocios e individuos, además de gobiernos estatales y locales, para lidiar con las repercusiones económicas de la pandemia.
De esta forma, ha prometido aplicar la Ley de Producciones para Defensa, un estatuto que existe desde la Segunda Guerra Mundial y que le permite al presidente ordenar la manufactura de productos o equipos necesarios para enfrentar una crisis nacional.
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Biden, a diferencia de Trump, también promete hacerle caso a los expertos y asesorarse para poder difundirle a la ciudadanía los mensajes correctos para evitar el contagio, y ordenará que Estados Unidos se reintegre a la Organización Mundial de la Salud (OMS).
“No estoy haciendo campaña basado en promesas falsas de que podré acabar con esta pandemia como si uno estuviese apagando la luz, pero esto sí les prometo: empezaremos haciendo lo correcto desde el primer día y esto requerirá mucho trabajo para acabar con esta pandemia”, ha expresado Biden.
ECONOMÍA
El presidente Joe Biden sostiene que la economía no se podrá recuperar plenamente hasta que la pandemia del coronavirus esté bajo control y por eso ha propuesto un enorme gasto público para evitar una dilatada recesión y para atenuar la desigualdad social que afecta particularmente a los miembros de minorías étnicas.
Biden propuso recientemente un estímulo económico de 1,9 billones de dólares, llamado el Plan de Rescate de Estados Unidos, para revitalizar la principal economía del planeta.
El proyecto contempla 400.000 millones para hacerle frente al COVID-19, 440.000 millones para las pequeñas empresas y otros negocios golpeados por la pandemia y un billón en ayuda a los estadounidenses, del cual una parte será un pago de 1.400 dólares a la mayoría más necesitada, además de unos pagos de 600 dólares ya realizados en diciembre pasado.
Biden financiaría parte de sus propuestas ambientales y sanitarias con la anulación de buena parte de las amplias reducciones impositivas aplicadas por los republicanos en el 2017.
Además, ha propuesto una tasa impositiva de 28% para las corporaciones, menos que antes pero más alta de lo que es actualmente, y alzas de impuestos para los que reciban más de 400.000 dólares anuales. Los expertos estiman que esta propuesta generará 4 billones de dólares en los próximos 10 años.
Otra de las prioridades será el empleo que se ha visto afectado por la pandemia y la forma como aborde las relaciones comerciales con China en medio de la Guerra Comercial que se inició bajo el Gobierno de Trump.
SISTEMA NACIONAL DE SALUD
La reforma al sistema de salud promulgada bajo la presidencia de Barack Obama cuenta con el apoyo de Biden y el exvicepresidente desea ampliarla para que haya una opción de cobertura médica pública.
De acuerdo con las propuestas, las familias de clase media tendrían acceso a una atención médica subsidiada bajo este programa de salud.
Biden estima que es plan le costará unos 750.000 millones de dólares a lo largo de 10 años, ubicándose así entre Trump, quien quiere anular el “Obamacare”, y el ala más progresista del Partido Demócrata que quiere un sistema de salud totalmente público.
Sin embargo, el demócrata considera que su postura es un camino a la cobertura universal y podría contar con los votos en el Congreso para aprobarla.
La Corte Suprema, que ahora cuenta con una sólida mayoría conservadora de seis contra tres, estudiará pronto una demanda contra la reforma de Obama. En caso de ganar las elecciones, Biden tendrá que lidiar con esa decisión.
INMIGRACIÓN
Joe Biden considera que las políticas antiinmigrantes de Trump constituyen “un implacable asalto” contra los valores patrios y ha prometido “reparar el daño”, pero advierte que no dejará de vigilar la seguridad fronteriza.
El demócrata ha prometido reinstaurar inmediatamente el programa DACA, que ha permitido la estadía en el país a millones de personas traídas ilegalmente a Estados Unidos cuando niños, y derogar las restricciones contra el asilo implementadas por Trump.
Además, ha asegurado que revocará la medida de Trump de negarle visas o status de residente a quienes usen servicios públicos, como la asistencia nutricional para los pobres.
El exvicepresidente también apoya suspender por 100 días todas las deportaciones mientras su equipo analiza maneras de revocar las políticas migratorias de Trump.
Sin embargo, está a favor de la norma vigente durante la presidencia de Obama de deportar a los inmigrantes sin condición legal que hayan sido convictos de un crimen o que presenten una amenaza a la seguridad pública, pero rechazando la política de Trump de expulsar a todos los que hayan cruzado la frontera sin autorización.
Asimismo, Biden ha prometido cesar la construcción del muro en la frontera con México, una de las polémicas propuestas que ha defendido Donald Trump durante su gobierno.
POLÍTICA EXTERIOR
El demócrata ha asegurado que está a favor de una estrategia de lucha contra el terrorismo usando comandos especiales o ataques aéreos, en vez de despachar a soldados a territorio ajeno. Además, ha señalado la posibilidad de cerrar la cárcel de Guantánamo.
Si bien apoyó la invasión de Irak en el 2003, de lo que ahora se arrepiente, una posible presidencia de Joe Biden dará prioridad a la diplomacia y a los tratos mediante alianzas e instituciones internacionales.
Sin embargo, la política exterior también será una prioridad para el nuevo gobierno especialmente los temas con China, Medio Oriente, Rusia y Venezuela, este último es quizás uno de los temas cruciales y que más expectativa ha generado ante la crisis social, política y económica que vive el país suramericano bajo el Gobierno de Nicolás Maduro.
Otro de los temas que marcarán la agenda de política exterior será el regreso de Estados Unidos al Acuerdo de París y volver a estar en la lucha contra el cambio climático que amenaza cada vez más al planeta.
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