El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, prometió que su país dispondrá de suficientes vacunas contra el COVID-19 para todos los adultos para mediados de mayo, dos meses antes de lo que se tenía previsto.
El mandatario hizo este anuncio luego de que su gobierno hiciera uso de una ley pensada para tiempos de guerra con el objetivo de acelerar la producción de vacunas del COVID-19.
En ese sentido, el hecho provocó que dos farmacéuticas rivales como Johnson & Johnson y Merck firmaran un acuerdo para que esta última produzca en sus dos plantas millones de dosis la vacuna del laboratorio estadounidense que estaba teniendo problemas para cumplir sus entregas.
En una intervención en la Casa Blanca, Biden aseguró que el hecho de que haya ya tres vacunas contra el COVID-19 autorizadas en EE.UU. (Pfizer/BioNTech, Moderna y Johnson & Johnson) le permite adelantar su promesa de tener suficientes dosis para todos los mayores de edad a antes del fin de mayo.
“Ahora vamos en camino a tener un suministro suficiente de vacunas para cada adulto en Estados Unidos para finales de mayo”, comentó Biden, al explicar que su compromiso se adelantaba este mes y no para finales de julio.
La autorización de la vacuna de Johnson & Johnson ha aumentado las expectativas ya que es la única, hasta ahora, que necesita una sola dosis para inmunizar a la población contra el COVID-19, por lo que logísticamente permite avanzar más rápidamente en ese objetivo.
El acuerdo
La lucha contra el COVID-19 no da tregua y el hecho que dos farmacéuticas rivales se unieran a partir de una ley estadounidense demostró que si es posible juntar esfuerzos para controlar paulatinamente la pandemia.
“Cuando llegué a la Casa Blanca me enteré de que Johnson & Johnson llevaba retraso en la producción de la vacuna y que teníamos el potencial de sumar una vacuna muy efectiva a las dos ya existentes”, aseguró Biden, cuyo gobierno anunció un acuerdo que pone a los dos competidores a trabajar juntos y utiliza una ley pensada para tiempos de guerra.
“Este es un esfuerzo de tiempos de guerra”, aseguró Biden, quien detalló que esperan que todos los empleados de colegios y guarderías y maestros reciban al menos una dosis de la vacuna antes de finales de marzo.
El acuerdo contempla que la farmacéutica alemana Merck, conocida como MSD fuera de EE.UU., fabrique en dos de sus plantas la vacuna de Johnson & Johnson, la cual recibió autorización de emergencia y tiene la gran ventaja de requerir una sola dosis para inmunizar a las personas.
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La portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, indicó en su rueda de prensa diaria que este acuerdo “no tiene precedentes y es histórico, ya que dos empresas que usualmente son competidoras se unen para aumentar la capacidad de vacunación”.
A pesar de la aceleración en la producción de vacunas, la tarea de inocular a los estadounidenses podría prolongarse hasta mediados del verano, dependiendo tanto de la capacidad del gobierno para distribuir las vacunas como de la disposición de la población para inocularse.
Lo cierto es que los anuncios de Biden aumentaron las expectativas sobre el momento en que el país pueda salir de la pandemia, pero a pesar de que el mandatario expresó su optimismo, también fue cauto al momento de pronosticar un retorno a la normalidad.
Ley de guerra
El acuerdo con Merck invoca la ley de Producción de Defensa, una legislación para crisis bélicas ideada durante la Guerra de Corea (1950-53), para la fabricación de la vacuna contra el COVID-19 y asegurarse de que las plantas de esta compañía tengan acceso preferencial a la maquinaria y materias primas necesarias.
Biden aseguró que el Pentágono se encargará de facilitar la logística que permita aumentar la producción de la vacuna monodosis de Johnson & Johnson.
Durante su mandato, el expresidente Donald Trump (2017-2021) también invocó esta ley pensada para emergencias para obligar a General Motors (GM) a producir respiradores al principio de la pandemia, aunque hizo un uso limitado de esta capacidad para forzar al sector privado a fabricar o dar preferencia a cierto tipo de producción necesario en época de guerra.
Merck apoyará a Johnson & Johnson en la parte final de sellado de los viales con el suero, así como en la producción de la vacuna, algo que podría iniciarse en junio.
Según la Casa Blanca, este acuerdo ha sido posible porque la vacuna de Johnson & Johnson usa una técnica similar a otras disponibles en el mercado para otras enfermedades y que la compañía Merck fabrica.
Johnson & Johnson se comprometió a entregar 20 millones de dosis antes de finalizar marzo, por debajo de los 37 millones comprometidos en su contrato con el Gobierno federal, algo que motivó a la intervención del Ejecutivo estadounidense para encontrar una solución.
La Casa Blanca anunció que Johnson & Johnson distribuirá inmediatamente cerca de 4 millones de dosis de su vacuna y esto permitirá aumentar las entregas de dosis a los estados a unas 15,2 millones semanales.
La vacuna de Johnson & Johnson solo requiere de una dosis, no dos como en los casos de Pfizer y Moderna, y puede ser almacenada en refrigeradores normales por encima del punto de congelación sin problemas, lo que facilita enormemente la logística.
Dosis administradas
La mayor campaña de vacunación de la historia de Estados Unidos, que incluye el desarrollo en tiempo récord de vacunas, ha permitido inyectar 76,9 millones de dosis en el país en el 15 % de la población.
Mientras los esfuerzos para inmunizar al país progresan, el gobernador de Texas, Greg Abbott, levantó la orden a nivel estatal de llevar mascarilla para protegerse del COVID-19, con lo que se convierte en el primer gran estado en eliminarlo, pese a las advertencias de las autoridades médicas.
En una rueda de prensa desde Lubbock (Texas), Abbott también indicó que a partir del próximo 10 de marzo todos los establecimientos podrán abrir sin ningún tipo de restricción.
El gobernador justificó su decisión por el buen ritmo de vacunación y señaló que la próxima semana se habrán administrado más de 7 millones de vacunas.
Texas, el segundo estado más poblado con 30 millones de habitantes, es el tercero, detrás de Nueva York y California, con mayor número de muertos por la pandemia con más de 40.000 fallecidos.
La preocupación de las autoridades es que algunos estados han empezado a relajar algunas restricciones relacionadas con el coronavirus a pesar de las objeciones de la Casa Blanca y del principal experto en enfermedades infecciosas del gobierno, el doctor Anthony Fauci, quienes se opusieron a cualquier cambio en los protocolos hasta que haya más estadounidenses vacunados.
Fauci ha dicho previamente que el país debe llegar a una tasa de vacunación cercana al 80% para alcanzar la inmunidad colectiva. Apenas se ha vacunado por completo a cerca del 8% de la población, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC por sus iniciales en inglés), aunque el ritmo de vacunación ha ido en aumento.
Pese a que en las últimas jornadas el promedio diario de nuevos casos ha descendido notablemente en EE.UU., hasta situarse por debajo de los 70.000 diarios, frente a los cerca de 300.000 de comienzos de año, las autoridades siguen advirtiendo del peligro existente, especialmente debido a la aparición de nuevas variantes del COVID-19.