Un joven en Australia se llevó una gran sorpresa luego de que viera a un enorme gusano retorciéndose dentro de la bolsa de lechuga que acababa de comprar en un supermercado, sin saber que se trataba de una serpiente venenosa.
“Me asusté por completo cuando vi esta pequeña lengua salir de su boca y comenzar a moverse y me di cuenta de que era una serpiente porque los gusanos no tienen lengua”, aseguró Alex White a la prensa.
Las autoridades explicaron que se trataba de una serpiente venenosa cabeza pálida que al parecer hizo un viaje de 870 kilómetros (540 millas) hasta Sydney, desde una planta de empaque de lechugas en la ciudad australiana de Toowoomba.
En ese sentido, la serpiente fue descubierta al intentar desempacar la lechuga y ponerla en la mesa de la cocina, pero al notar su presencia decidieron meterla en un recibiente plástico para almacenar alimentos y reportar el caso a las autoridades.
El madre del joven Lesley Kuhn reveló las fotografías de la serpiente a través de las redes sociales pidiendo a las personas que verifiquen “cuidadosamente” los productos empaquetados.
En ese sentido, se cree que la cadena de suministro de refrigerados para supermercados probablemente “adormeció” a la serpiente hasta que White compró la lechuga en un supermercado ALDI en el centro de Sydney.
La cadena de supermercados se pronunció asegurando que está investigando el hecho: “hemos trabajado con el cliente y el equipo de Wires para identificar el hábitat natural de la serpiente, ¡que ciertamente no es una tienda Aldi!”.
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Al descubrir al animal, White llamó a la organización de rescate Wildlife Information, Rescue and Education Service (WIRES) y un manipulador de serpientes se la llevó para disponerla de forma correcta y devolverla a su hábitat natural.
La organización explicó que por fortuna White no manipuló a la serpiente venenosa ya que si lo hubiera mordido tendría que haber acudido a un hospital lo más rápido posible.
El coordinador de reptiles de WIRES, Gary Pattinson, indicó que la serpiente será enviada al estado de Queensland, siguiendo la política de manejo de devolver la vida silvestre rescatada a su lugar de origen.
“Es la primera serpiente que he tenido en productos envasados y sellados. Por lo general tenemos ranas todo el tiempo en este tipo de productos de origen agrícola”, resaltó Pattinson.
El Museo Australiano reseña que esta serpiente venenosa arborícola puede llegar a medir hasta 90 centímetros de largo y su veneno no es mortal pero si requiere de atención médica.
“La serpiente de cabeza pálida es una especie tímida pero nerviosa, y se agita fácilmente si está acorralada. Si el intruso se acerca, la serpiente atacará sin dudarlo, entregando múltiples mordiscos. Aunque no se han registrado muertes, un envenenamiento puede producir algunos síntomas como dolor de cabeza severo, visión borrosa, dolor localizado y sangrado anormal”, explicó el Museo.
Las imágenes compartidas en las redes sociales de esta serpiente en la lechuga se han prestado para que las personas hagan bromas con el particular encuentro, asegurando que es un mensaje para no comer ensalada y productos saludables.
Sin embargo, muchos han pedido que las compañías realicen un mejor control de los alimentos frescos que comercializan porque en muchos casos es habitual encontrar ranas y otro tipo de animales dentro de los empaques.
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