Desde hace más de medio siglo, Dragisa Kosnic pisa las canchas de su deporte favorito: el fútbol. A sus casi 67 años de edad, aún no piensa en colgar sus guayos y quiere vivir su pasión como cualquier joven aficionado.
Sin duda, es uno de los jugadores de fútbol en actividad más veteranos de Europa. Dragisa juega en el Proleter de Medja, en la sexta división del fútbol serbio, con otros jugadores hasta 50 años menos que él. Cada domingo juega fútbol con sus compañeros, de los que perfectamente podría ser su abuelo.
“Que yo sepa, no hay jugadores licenciados de mi edad y si los hubiese me gustaría encontrármelos para jugar un partido con ellos”, aseguró en una entrevista.
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‘Kole’, como todos le llaman, sigue viviendo en la modesta vivienda en la que nació en 1954, ubicada en Serbia. Solo sobrevive con la jubilación mínima es decir menos de 130 euros al mes. Aunque también cuida algunas cabras y ovejas para ganarse la vida.
Muchos se preguntan por qué tiene un lugar en el equipo y aunque sus rivales corren más rápido lo cierto es que ‘Kole’ sabe defender. Corta los balones cruciales para evitar goles en contra, lo que le permite a su equipo ganar en algunas ocasiones.
El centrocampista defensivo vivió su mejor etapa como futbolista en la década de los 70, pero una fractura a sus 25 años truncó su sueño de ser un jugador profesional ya que según los médicos no podría volver a jugar. No obstante, se negó a abandonar el uniforme.
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Cada año, para renovar su licencia, el veterano futbolista debe someterse a exámenes médicos muy exigentes. Reconoce que a veces le cuesta por la edad, pero su pasión lo lleva a seguir adelante.
Hoy más que nunca, Dragisa Kosnic disfruta del deporte y sin importar los comentarios patea el balón como si fuera su primera vez.
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