Las autoridades de Francia sorprendieron a un abuelo de 88 años conduciendo a 191 kilómetros por hora en una carreta rural para no llegar tarde a la cita que le habían dado para vacunarse contra el COVID-19.
“El conductor, un lugareño, dio como razón de su exceso de velocidad que llegaba tarde a su vacuna contra el COVID-19”, explicó la policía de la región la policía francesa de Bas-Rhin.
Los agentes confiscaron el permiso de conducir del abuelo y su vehículo debido a que estaba infringiendo las normas de tránsito.
Precisamente, el límite de velocidad en la carretera donde fue detenido es de 110 kilómetros por hora pero lo que sorprendió es que el hombre de esa edad estuviera conduciendo a altas velocidades.
“Por la seguridad de todos, respetemos los límites de velocidad, ¡incluso después de más de 60 años de tener una licencia de conducir!”, indicó la Gendarmería de Bas-Rhin.
El gobierno de Francia ha dado prioridad a los mayores de 75 años en su campaña de vacunación desde enero ya que esta población es la más susceptible a enfermar gravemente y morir por cuenta del COVID-19.
El primer ministro de Francia, Jean Castex, resaltó que esta estrategia está dando resultados ya que la tasa de nuevas infecciones entre los mayores de 80 años ha descendido considerablemente.
Abuela de 90 años camina 10 kilómetros para recibir la vacuna
Una abuela de 90 años también ha dejado sorprendida a más de una persona luego de que recorriera unos 10 kilómetros bajo la nieve para vacunarse contra el COVID-19 en EE.UU.
El hecho se registró en Seattle, noroeste del país, en donde esta mujer hizo este recorrido con la determinación inquebrantable que representa enfrentarse a las duras condiciones climáticas y físicas para una persona de su edad.
La historia la protagoniza Fran Goldman quien hizo innumerables intentos para conseguir una cita para su primera dosis de la vacuna contra el coronavirus. Así que cuando lo logró, ni se le cruzó por la cabeza desistir de acudir ante el mal tiempo, contó al diario Seattle Times.
La fuerte tormenta invernal, que cubrió partes de Seattle con 30 centímetros de nieve, no fue un obstáculo para que esta abuela asistiera a su primera cita para la vacuna contra el coronavirus, pues caminó unos 5 kilómetros de ida y la misma distancia de regreso.
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En ese sentido, cuando consiguió la cita, Goldman se puso unos pantalones de lana y una blusa de manga corta para que la enfermera pudiera aplicarle fácilmente la vacuna en el brazo.
Sobre la blusa usó una chaqueta de forro polar con cremallera, un abrigo de plumas y un impermeable para repeler un poco el frío y la nieve.
Luego se puso botas para la nieve y se aventuró a las calles nevadas, con ayuda de unos bastones de senderismo para emprender su caminata debido a que la tormenta le hacia imposible trasladarse en automóvil
A pesar de la gran cantidad de nieve que había caído sobre la ciudad, esta abuela llegó a su cita con apenas 5 minutos de retraso.
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