La princesa Diana de Gales ha sido uno de los más importantes íconos de la belleza y la realeza y por eso su muerte conmocionó a los británicos y a sus seguidores hace 25 años.
La noche del 31 de agosto de 1997 el mundo se estremeció al enterarse de la muerte de Lady Di tras sufrir un accidente de tránsito en la ciudad de París (Francia).
La noticia de su fallecimiento le dio la vuelta al mundo y sumió a los británicos en un duelo colectivo; pero a la vez surgían fuertes críticas por la frialdad que tuvo la familia real al permanecer en Escocia mientras el país lloraba a su princesa más querida.
De esta forma, los británicos vienen rindiendo un homenaje a esta princesa en las rejas del palacio de Kensington, el que en su momento fue la residencia de Diana, y lo han decorado con flores y rosas para recordarla.
Estos detalles contrastan con el mar de flores, tarjetas y osos de peluche que se formó ante el Palacio ese fatídico 31 de agosto; cuando los británicos despertaron con la noticia de la muerte de la princesa en un accidente, en el que también perdieron la vida su amigo Dodi Al Fayed y el conductor Henry Paul.
Centro de atención de la prensa
Desde su matrimonio con el príncipe Carlos cuando era una joven de 20 años, la princesa Diana siempre concentró la atención de la prensa por su belleza, pero especialmente por su labor como madre y activista humanitaria.
Lady Di era extrovertida y hermosa y su relación con Carlos fue calificada por muchos como un ‘cuento de hadas’.
En los primeros años de matrimonio la familia se creció con el nacimiento de los príncipes William y Harry, por lo que Diana empezó a asumir una nueva faceta como madre.
Sin embargo, el idilio no duraría para siempre y su divorcio con el príncipe sacudió y marcó a la monarquía británica.
Estos hechos sin duda generaron bastante controversia luego de que se conocieran detalles de la infidelidad de Carlos con Camilla Parker Bowles y la propia aventura extramatrimonial de Diana.
Tras su divorcio, la monarquía quedó marcada por estos hechos y muchos cuestionaban realmente la capacidad del príncipe para reinar.
Además, Lady Di fue portada de varios medios al conocerse su relación con el hijo del entonces dueño de los grandes almacenes Harrods, Mohamed Al Fayed.
Lo cierto es que Diana logró brillar con luz propia y ganarse el corazón de la gente con su gran carisma y labores humanitarias.
Pero la historia tomaría un nuevo rumbo con su muerte a los 36 años, conmocionando nuevamente al Reino Unido y al mundo.
Para los británicos, Diana de Gales fue la princesa que rompió la distancia que los miembros de la familia real estaban acostumbrados a mantener con sus “súbditos” británicos.
La princesa se acercaba a la gente, daba la mano, visitaba a los “sin techo”, mientras que rompió el estigma del Sida de los pasados años ochenta al darle la mano a un enfermo.
Una ‘rebelde’ de la familia real
Mientras los británicos lloraban hace 25 años la muerte de Diana ante las puertas de Kensington o hacían largas filas para firmar los libros de condolencias instalados en residencias reales, la reina Isabel II y su familia, entre ellos los príncipes William y Harry, permanecían en el castillo de Balmoral (Edimburgo).
El alcance del dolor que se veía en los rostros de la gente y la abrumadora cantidad de flores que se acumulaban ante los palacios, forzó a la soberana -asesorada por el entonces primer ministro laborista Tony Blair- a volver a Londres para sumarse al duelo.
Fue entonces cuando se vio a Isabel II y a su marido, el duque de Edimburgo, vestidos de negro riguroso, sorprender al país al salir de las rejas del palacio de Buckingham para caminar entre ramos de flores y leer las tarjetas que la gente había depositado allí.
Fueron siete días -hasta el día del funeral- que cambiaron a la familia real para siempre mientras los dos hijos de la princesa, William y Harry, siguen hoy el legado de su madre al actuar de manera más cercana y apoyar similares causas benéficas.
La directora ejecutiva de la entidad benéfica ‘Diana Award’ creada para ayudar a los jóvenes con nuevas oportunidades, Tessy Ojo, indicó que el legado más perdurable de la princesa fue su capacidad para conectar con la gente.
“Su capacidad para conectar con las personas a través de la amabilidad y la compasión es uno de sus legados más importantes. Dejó una marca en todas nuestras vidas. Diana, Princesa de Gales, creía que los jóvenes tienen el poder de cambiar el mundo”, indicó Ojo.
De esta forma, Diana permanece en la memoria de los británicos y sus seguidores alrededor del mundo; mientras la monarquía británica enfrenta una de las épocas más complejas de su historia con la salud de la reina Isabel II en decadencia y los escándalos que han protagonizado algunos miembros de la familia real.
La figura de Lady Di no solo ha sido inmortalizada por los recuerdos sino también por las series, películas y documentales sobre su vida; por lo que la princesa sigue “viva” para muchos con su legado a pesar de que el cuento de hadas haya terminado.
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