Lily Collins es una de las figuras con mayor proyección en la industria de Hollywood, pero un trastorno alimenticio casi arruina su camino al estrellato.
Después de que su padre, el cantante Phil Collins se divorciara de Jill Tavelman, Lily se mudó de Inglaterra a Los Ángeles, a la edad de 5 años, y gran parte de su infancia y adolescencia se preocupó por ‘encajar’ en la sociedad.
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Lilly Collins y su búsqueda por encajar
A Lily le preocupaba mucho lo que los demás podían pensar y esperar de ella. Entre sus conocidos ocultaba su acento británico, prefería no hablar de su familia y, según mencionó, se rasuró sus frondosas cejas.
“Las cejas grandes no se llevaban en Los Ángeles donde yo me crié y, de hecho, una vez me las depilé para encajar en un grupo pero lo odié y esperé a que me crecieran otra vez”, dijo Lily Collins para Europa Press.
Las inseguridades llevaron a Lily Collins a tener un trastorno alimenticio grave que por un tiempo interfirió en su vida personal y en su carrera como actriz. Pero tras una larga recuperación pudo superar esta enfermedad y logró ‘aceptarse’ a sí misma.
“Consideraba que hablar de mi lucha contra un desorden alimenticio podría ensombrecer mis logros como actriz, pero también sabía que era algo que tenía que hacer para seguir avanzando como ser humano”, dijo la actriz.
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El éxito llegó a la vida de Lily Collins
Tras su participación en exitosas películas como ‘Mirror Mirror’ y ‘Okja’, Lily Collins ha brillado en Hollywood y busca con sus papeles aprender y explorar distintas facetas. Así lo demostró con su personaje en ‘Emily en París’ de Netflix.
“‘Emily’ (su personaje) se siente orgullosa de quién es, pero tampoco le tiene miedo a adaptarse al lugar en el que está. En el desarrollo de la serie, su confianza crece y deja de preocuparle lo que la gente piense de ella”, expresó la artista.
La actriz se encuentra en uno de los momentos más importantes de su carrera, pero también de su vida personal al encontrar el amor en Charlie McDowell, un director con el que se comprometió en 2020.
