En el editorial de este martes, César Miguel Rondón analiza los objetivos que se trazó Juan Guaidó tras seis meses de haberse juramentado como presidente encargado.
No ha habido cese de la usurpación del poder ejecutivo, pero en algunas áreas Nicolás Maduro ha perdido ese poder. Por ejemplo, en Citgo, también a la hora de reclamar lingotes de oro resguardados y congelados en otros países. Cuando sus presos políticos son liberados por su propia Inteligencia de Estado y sus directores se convierten en aliados de su enemigo, ese poder también flaquea.
Cuando se reconocen como legítimos representantes diplomáticos a los designados por Guaidó, a Ricardo Haussman ante el Banco Interamericano de Desarrollo, a Gustavo Tarre Briceño ante la OEA, algo de su usurpación deja de serlo.
Rondón también habla del resto del “mantra Guaidó”:
Aunque todo el equipo de la coalición democrática venezolana esté trabajando en el día después del cese de la usurpación, con planes en las distintas áreas consultados con expertos. La transición no es posible sin la ruptura de lo anterior. Su proceso es consecuencia de algo que se termina. ¿Podría considerarse igual si se aceptaran elecciones sin que se diera el cese de la usurpación?
Elecciones libres. En ese escenario se mueve el tablero internacional y todos cada vez más convencidos de que para que se generen esas elecciones debe haber condiciones que garanticen su transparencia y libertad. Nuevo nombramiento de CNE, también del TSJ, así como revisión y renovación del padrón electoral y registro e inclusión de votantes venezolanos que viven en el extranjero.