Ronaldinho ya no está en la cárcel. Desde el 9 de abril está en un hotel cuatro estrellas en Asunción, capital de Paraguay, país que lo detuvo al ingresar con documentos de identificación falsos a principios de marzo. Aunque no está incómodo, y admite que los guaraníes han sido gentiles, la ex estrella del fútbol está desesperada por volver a su casa.
Ya tiene un plan para cuando le den la libertad y pueda regresar a Brasil, y no tiene nada que ver con realizar una enorme fiesta, algo tradicional en su vida. Lo que quiere hacer Ronaldinho, tras toda la experiencia en la cárcel, es ver a su madre.
“Lo primero que haré será darle un beso a mi madre”, comentó a un programa de ABC TV, canal de Paraguay. “Ella está en casa pasando por un momento difícil desde que comenzó la pandemia de COVID-19. Hemos absorbido el impacto de la situación y avanzado con fe y fuerza”.
Durante su estadía en la cárcel, Ronaldinho no dejó su estampa de estrella. Los reclusos y guardias le pidieron fotos y autógrafos. Estuvo en prisión junto con su hermano y agente, Roberto, y ahora ambos esperan el juicio, el cual no tiene fecha por los retrasos generados por el coronavirus.
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“Jugar al fútbol, firmar autógrafos, tomar fotografías es parte de mi vida. No tengo ninguna razón para dejarlo de hacer, más aún con personas que están pasando por un momento difícil como yo”, dijo el brasileño. “Ir a la cárcel fue un duro golpe. Nunca imaginé que pasaría por una situación como esta”.
Antes de caer en la cárcel, Ronaldinho viajó a Paraguay para estar en el lanzamiento de un casino en línea y en la presentación del libro “Craque da Vida”. Él y su hermano entraron al país el 4 de marzo con pasaportes falsos.
“Nos sorprendió completamente descubrir que los documentos no eran legales”, aseguró. “Desde entonces nuestro objetivo ha sido cooperar con el departamento de justicia para aclarar todos los hechos”.
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