Los grandeligas latinos en cuarentena se aburren como ostras y trabajan a distancia.
Carlos Valmore Rodríguez
El arresto domiciliario al que fueron sentenciados los peloteros de Grandes Ligas ni se compara con la pena de muerte impuesta a tantos por el coronavirus, implacable juez sin fronteras ante cuyo tribunal comparece la humanidad entera sin esperanza de justicia.
Igual no deja de ser una pena severa para estos hombres fraguados a la intemperie. El encierro desvirtúa a los beisbolistas, criaturas al aire libre que se secan bajo techo, sobre todo en esta época del año, de febril actividad. Este jueves 26 de marzo comenzaban las mayores y los bigleaguers, en vez de ir a campo descubierto, permanecen confinados en sus casas. “Nunca me he sentido tan aburrido. Estos son tiempos de beisbol”, admite en conversación con América Digital el infielder de los Cascabeles de Arizona Eduardo Escobar, uno de los jugadores venezolanos más destacados durante la temporada anterior.
Al tedio súmenle la incertidumbre. Su Señoría el coronavirus, cuando no instruye la pena capital, apresa indefinidamente. Nadie sabe con certeza en el gremio de los grandeligas cuándo saldrá la boleta de excarcelación. Por eso los peloteros deben estar preparados, con las limitantes del caso, y recurren a una modalidad de teletrabajo.
Escobar: entre los grandeligas latinos en cuarentena, pero acompañado
“Yo me estoy entrenando junto con Ildemaro Vargas y Juniel Querecuto, que están en mi casa de Arizona”, cuenta Escobar. “Acá yo tengo un gimnasio y nos estamos preparando para estar listos cuando se enciendan las luces. No sabemos cuándo va a ser, pero lo importante es que estamos trabajando duro, como si estuviéramos en el estadio, y mientras tanto aprovecho para pedirle misericordia a Dios. Primera vez en mi carrera que me pasa esto. Bueno, creo que a todos. Es duro para los peloteros y para los fanáticos, aunque Dios sabe lo que hace”.
Renato Núñez: moviendo los muebles
No todos tienen casas espaciosas que reproduzcan las condiciones de un complejo primaveral. Renato Núñez, slugger venezolano de los Orioles de Baltimore y fabricante de 31 jonrones el año pasado, tiene que ingeniárselas para mantener su cuerpo activo entre cuatro paredes. Es otro grandeliga en cuarentena.
“Nuestro trabajo es al aire libre”, afirma Núñez en entrevista concedida a Beisbolplay. “Las cosas que uno hace las lleva a cabo en el estadio: estar en la caja de bateo, soltar el brazo, agarrar rollings….y eso se hace con gente alrededor. Lo que nos recomendaron fue no estar cerca de muchas personas y yo me he tomado muy en serio lo de salir lo menos posible”.
“Aquí en el apartamento muevo los muebles, hago espacio y ejecuto algunas rutinas que le sirven a uno para distraerse y mantener el ritmo que llevábamos en el Spring Training, que iba por más de la mitad”, prosigue Núñez. “Ya yo me estaba sintiendo mejor físicamente y pasó lo que pasó (la pandemia de Covid-19). Por eso hago mis ejercicios con liga, abdominales, un poco de yoga y rutinas de estiramiento. Busco sudar de cualquier manera posible, seguir en movimiento, no estar todo el tiempo acostado. Espero que esto pase rápido y pueda comenzar la temporada”.
Acuña hace lo que puede
Ronald Acuña Jr., la supernova latinoamericana bajo la Gran Carpa que acarició la hazaña del 40-40 en 2019, tuvo que sacar todas sus pertenencias del complejo primaveral de los Bravos de Atlanta hasta nuevo aviso. “Así que se está entrenando por su cuenta en el gimnasio y haciendo todo lo que se pueda”, explicó su agente, Alexander Salazar.
No todos los grandeligas latinos son peloteros. Los hay también técnicos. Como Carlos Mendoza, coach de banco en los Yanquis de Nueva York y lugarteniente del mánager Aaron Boone. Mendoza también se ha acogido al esquema de teletrabajo. “Trato de mantener comunicación con los coaches y con algunos de los peloteros”, detalla a Beisbolplay el instructor.
“Hay un grupo que está aquí en el complejo de Tampa haciendo pesas y bateando en la caja, pero separados en grupos de a tres y no recogen las pelotas”, describe Mendoza. “Los coaches presentes deben tener guantines Es un protocolo que debe seguirse quién sabe hasta cuándo, porque la situación se hace más crítica y las cosas las están cerrando más. También mantenemos contacto con los coaches de ligas menores para asegurarnos de que el plan de desarrollo de cada pelotero está al día y que en las menores se les esté enseñando a los muchos lo mismo que se enseña en Grandes Ligas para uniformar el mensaje a través de toda la organización. Eso es lo que hace. Encerrados, con la computadora al frente, el teléfono cerca y esperando que todo vuelva a la normalidad”.
¿A qué dedican el tiempo libre los grandeligas latinos en cuarentena?
Por mucho que peloteros y técnicos procuren recrear el entrenamiento primaveral dentro de sus viviendas, queda un boquete en sus agendas normales de este trayecto del año ¿A qué dedican el tiempo libre? Asdrúbal Cabrera, por ejemplo, dice que no lo tiene. “Estoy ocupado tratando de distraer a los niños porque estamos encerrados aquí en casa a causa de la situación difícil que estamos pasando todos a escala mundial”, asegura a Beisbolplay el defensor del cuadro de los Nacionales de Washington, campeones en ejercicio de MLB. “Yo me mantengo entrenándome en las mañanas, pero esto me da la oportunidad de disfrutar más a mis chamos, compartir lo más que pueda con ellos, ya que cuando empieza la temporada nos alejamos un poco de la familia. Y bueno, cuidándonos, esperando que pase esto lo más pronto posible y todo vuelva a la normalidad”.
Películas vuelta y vuelta
Eduardo Escobar también se refugia en la familia, aunque preferiría hacerlo en otro lugar. Uno donde la brisa y el sol le dan sentido a la vida. “Si fuera por mí estaría en una playa de Venezuela”, dice entre risas el atleta aragüeño. “Hay cosas que me gustaba hacer allá que hace tiempo no puedo disfrutar, como pasar los carnavales. ¡Tiempo llevo yo sin saber lo que es eso!”.
“En esta situación ni siquiera puedes ir a Venezuela a estar con la familia, a compartir con mi gente de La Pica (el barrio de Maracay donde se crio Escobar). Pero lo que está pasando es mundial y no lo puedes hacer porque hay una cuarentena que debe cumplirse para salir de esto lo más pronto posible”, abunda Escobar.
“No queda de otra que estar encerrado en su casa y ver películas…y ¡verlas otra vez repetidas!”, lamenta el jugador de los Cascabeles. “Esto nos ha caído como un baño de agua, ¡pero bien, bien helada! No se puede hacer nada, no se puede salir a ningún lado ¡Nada!”. El hombre quiere calle, o más bien, campo.
La sazón de Renato
Lo mismo le pasa a Renato Núñez, que aprovecha el ocio para mejorar sus dotes culinarias. Si se tratara de una suspensión de actividades que solo abarcara a las Grandes Ligas ya anduviera buscando arenita playita, pero ahora porta un gorro de aprendiz de chef. “Me ha tocado cocinar bastante”, comenta el artillero carabobeño que en Venezuela forma parte de los Navegantes del Magallanes. “Busco recetas y algunas me han salido bien, otras no tan bien. Pero estoy mejorando mi sazón y me gusta. De resto, veo películas”.
Núñez es una suerte de adicto al trabajo. No conforme con ejercitarse, rutina de obligatorio cumplimiento para no oxidarse, el toletero derecho ve todos los videos de beisbol que puede. “Me veo a mí mismo, veo los juegos del año pasado para detectar si hay algo que pueda mejorar. Ya que no puedo trabajar el swing físicamente, veo los turnos buenos y malos del año pasado y fijo esa información que me servirá durante la temporada”.
Los grandeligas latinos en cuarentena tienen un anhelo común: la libertad. La libertad de trabajar y competir.