Las últimas horas de Diego Armando Maradona no fueron cerca de un campo de fútbol o en los altares que tanto se mereció por sus epopeyas deportivas, ni tampoco transcurrieron en el abismo profundo en el que cayó en varias ocasiones. Según reportes de la prensa argentina, los últimos momentos del 10 eterno sucedieron con tranquilidad, en paz. Se fue en silencio en su casa en Tigre, en la cercanía de Buenos Aires Ciudad Capital.
La intimidad del ser de espectáculo (deportistas, artistas y personalidades) se vive en silencio, lejos de los aplausos que recompensan el don. Así ocurrió la muerte de Maradona: en su hogar, cerca de los suyos y sin ningún escándalo alrededor.
Según un reporte del Diario Olé, las últimas horas de Maradona no fueron extraordinarias. Su 25 de noviembre, su día final, comenzó temprano. “Se levantó temprano, como cualquier otro día de estos últimos que venía viniendo. Desayunó algo, caminó un poco y unas horas después volvió a recostarse, como solía hacerlo para descansar y recuperar energías”.
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La muerte no parecía acechar el cuerpo de Maradona. De hecho, lucía lejana. Había estado más cerca semanas atrás, cuando el hombre de 60 años estaba deprimido y mostraba comportamientos extraños. Le fue detectado un hematoma subdural en la parte izquierda de la cabeza. El médico Leopoldo Luque lo operó con éxito y se auguraba una prometedora recuperación, mientras superaba un cuadro de abstinencia.
Maradona pasó las últimas horas de su vida controlado por un psicólogo, una psiquiatra y su enfermera personal. Fue ella quien estaba encargada de recordarle que al mediodía le tocaba seguir su tratamiento. Pero el momento del adiós había llegado.
“Cuando la enfermera fue a intentar despertarlo, lo encontró descompensado, desvanecido. La reacción inmediata fue llamar a la ambulancia”, describe el diario argentino la muerte de Maradona. “Enseguida fueron llegando las ambulancias. Nueve en total: no había nada que hacer. El corazón del mejor jugador de todos los tiempos no aguantó más. Se nos fue Diego. Un paro cardiorrespiratorio se lo llevó para siempre”.
América Digital
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