La escritura a mano es considerada un notable ejercicio para el cerebro, pero además la forma en la que escribes puede revelar problemas de salud y rasgos de la personalidad. El estudio de la escritura, llamado grafología, actualmente es empleado en criminología, en oficinas de recursos humanos para evaluar nuevo talento y en medicina, como síntoma de algunas enfermedades.
Expertos en cuidado de pacientes con Alzheimer indican que la escritura a mano difusa, temblorosa o inconexa denota el avance de la enfermedad hasta que no pueden escribir en absoluto.
Mientras tanto, algunos tumores cerebrales como el glioblastoma, uno de los cánceres más agresivos que hay, también se manifiesta por la mala escritura, a veces incomprensible, de las personas que lo padecen.
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Pero estos casos extremos no son los únicos. Otras condiciones como el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) hace que los niños tengan problemas para escribir o lo hagan de forma poco legible, reporta Healthline. Y las variaciones en la escritura son uno de los síntomas de la esquizofrenia paranoide, pues la escritura a mano cambia después de los episodios esquizoides.
Más allá de la salud, la forma de escribir expresa rasgos individuales. De acuerdo al FBI, una vez que aprendes a escribir lo haces sin pensar en el acto, imprimiéndole así características personales a la letra, que son reconocibles en el análisis de los documentos y que pueden delatar que un documento es tuyo aunque hayas intentado modificar la escritura.
Un estudio de la Universidad de Barcelona reveló que además la grafología se usa en el área de los recursos humanos, pues muchos empleadores usan la escritura a mano para determinar competencias de liderazgo y analizar los rasgos de sus postulantes como uno de los primeros filtros antes de las entrevistas.
Grafólogos señalan que hay más de 5 mil rasgos de la personalidad que se pueden determinar a partir de la letra, aunque la grafología no es una ciencia aceptada. Por ejemplo, las letras pequeñas señalan a un introvertido, las grandes a los que les gusta llamar la atención. La presión que ejerces sobre el papel habla de tus emociones: si es muy marcada, sientes intensamente, puedes ser muy crítico con los demás, mientras si es ligera, eres más despreocupada y hasta distraída.
Si escribes tus letras sin caída a ningún lado, eres una persona lógica y pragmática. Si tus letras tienden a la derecha puedes ser amistoso, sentimental e impulsivo, y si es a la izquierda, eres reservado e individualista.
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Otros especialistas sugieren que las palabras escritas con diferentes pulso a las demás indican mentiras, y que si escribes rápidamente tienes tendencia a la impaciencia. El espacio entre tus letras habla de cuánto te gusta estar con los demás: si escribes con las letras pegadas, detestas estar sola, y si las separas indica que disfrutas mucho la libertad y no te gustan las multitudes.
Las letras redondeadas suelen ser de personas creativas y artísticas, las puntiagudas las usan los más inteligentes y curiosos.
Lo que sí está respaldado por la ciencia es que la escritura a mano ejercita la memoria, reduce el estrés y potencia la creatividad, así que escribir siempre será una buena terapia y una ayuda para mantener el cerebro activo.
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