La incertidumbre y el pánico se han convertido en los principales sentimientos de quienes acuden a los supermercados en Europa para enfrentar el aislamiento ante el coronavirus.
Las largas filas para comprar así lo evidencia, a pesar de que los gobiernos han llamado a la calma.
En Italia, se vive el primer día de restricciones de movimientos sociales en todo su territorio para tratar de contener el aumento “importante” de los contagios.
Desde tempranas horas, super e hipermercados amanecieron abarrotados de ciudadanos que llevaban carritos repletos de pastas, arroz, aceite, leche, conservas y papel higiénico.
Siempre respetando la distancia mínima de un metro propuesta por el gobierno para frenar al máximo la difusión del covid-19.
La enfermedad en Italia suma 463 muertos y hay casi 8.000 contagiados en esa nación, lo que obligó al gobierno a decretar la cuarentena en el norte hasta el tres de abril.
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-DISTRIBUIDORAS LLAMAN A LA CALMA-
El miedo entre los presentes se centra en una posible extensión de la cuarenta y que no exista reposición en los anaqueles.
“Como si hubiera una guerra”, resumía un comerciante. “La pasta, la salsa de tomate, el atún o el papel higiénico son los productos más solicitados”, agregaba Michele, empleado de una tienda en Roma.
En un establecimiento cercano al Vaticano, los clientes esperan fuera y los empleados van llamándoles para entrar en pequeños grupos.
En Madrid, ocurre una situación similar, luego de que el Ejecutivo decretara el cierre por 15 días de todos los centros educativos (colegios, bachilleratos y universidades) para evitar contagios de coronavirus.
Medios españoles afirman que las cadenas de supermercados descartan que exista riesgo de desabastecimiento, y llaman a la población a mantener la calma, porque el suministro está garantizado pese a registrar una mayor afluencia de clientes de lo normal.
En la capital española, se han triplicado los casos en apenas 24 horas pasando de 202 a 577; 28 personas han fallecido en todo el país.
Quienes trabajan reponiendo los anaqueles no paran.
Aceite, pasta, harina o pan y carne son algunos de los más solicitados y se van agotando periódicamente.