La Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria de Brasil (Anvisa) reveló que un hombre que participaba como voluntario en los ensayos clínicos de la vacuna contra el coronavirus falleció en los últimos días sin que hasta el momento se hayan determinado las causas de su muerte.
El voluntario de 28 años hacía parte de las pruebas clínicas de la vacuna contra el COVID-19 desarrollada en conjunto por la Universidad de Oxford y la farmacéutica AstraZeneca, pero que vienen siendo coordinadas por la Universidad Federal de Sao Paulo.
“En relación al fallecimiento del voluntario de test de la vacuna de Oxford, la agencia fue formalmente informada de ese hecho el 19 de octubre de 2020. El proceso sigue evaluándose”, aseguró Anvisa, que no brindó más información sobre si al voluntario se le administró la vacuna o un placebo.
La vacuna contra el coronavirus desarrollada por la Universidad de Oxford y AstraZeneca es una de las más avanzadas en el mundo y que se encuentra en las fases finales de ensayo clínico.
En ese sentido, esta es la primera muerte reportada en los diversos ensayos de vacunas contra el coronavirus que se llevan a cabo en todo el mundo.
La prensa local reveló que el voluntario era un médico de 28 años que trabajaba en la primera línea de la pandemia y murió por complicaciones relacionadas al COVID-19.
Citando fuentes cercanas a los ensayos, el diario brasileño O’Globo y la agencia internacional de noticias Bloomberg aseguraron que el joven médico figuraba en el grupo de control, es decir, recibió placebo en lugar de la vacuna en fase de pruebas.
La Universidad de Oxford resaltó que todos los incidentes médicos de la vacunas son revisados por científicos independientes a los ensayos, los cuales concluyeron que no hay preocupaciones de seguridad y que las pruebas pueden continuar.
“Tras una evaluación cuidadosa de este caso en Brasil, no ha habido preocupaciones sobre la seguridad del ensayo clínico y la revisión independiente sumada a la agencia reguladora brasileña recomendaron que el estudio debe continuar”, explicó la Universidad de Oxford.
Sin embargo, a principios de septiembre fueron suspendidos provisionalmente los ensayos clínicos luego de detectar una enfermedad “inexplicable” en uno de los voluntarios en el Reino Unido y que estaría vinculada a un problema en la médula espinal.
Los ensayos se reanudaron después de que los reguladores británicos y una revisión de seguridad independiente concluyeran que esa enfermedad no era un efecto secundario de la vacuna.
La compañía farmacéutica resaltó en su momento que este tipo de procedimientos no deben generar temor frente a su vacuna y confirmarían la responsabilidad con la que se vienen realizando estas pruebas en personas para evaluar su seguridad y eficacia.
En ese sentido, las autoridades de Brasil, los científicos de Oxford y AstraZeneca se encuentran investigando las causas de la muerte de este voluntario.
Asimismo, se desconoce si el fallecido presentaba alguna enfermedad desconocida y que no había sido diagnosticada, lo cual pudo haber incidido en su muerte.
El Gobierno de Brasil ya había acordado la compra de 100 millones de dosis de esta vacuna y se había sumado a la iniciativa Covax de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para adjudicarse otras 40 millones de dosis.
Las estadísticas evidencian que Brasil es el segundo país con más muertes por COVID-19 en el mundo después de Estados Unidos, con unos 155.000 fallecimientos. Además, es la tercera nación con más casos después de EE.UU. e India, al sumar casi 5,3 millones de contagios.
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América Digital / Con información de agencias