A pesar de que la carrera por encontrar una vacuna efectiva contra el COVID-19 es una de las prioridades alrededor del mundo, los médicos aún están tratando de establecer las secuelas o consecuencias que puede dejar el coronavirus tras haber sido superado en el cuerpo.
No obstante, algunos estudios y doctores ya han podido determinar varias de las posibles secuelas, algunas temporales y otras, quizá, permanentes, que podría dejar el coronavirus.
Por un lado, se ha identificado que algunos síntomas pueden persistir, no solo en los casos más graves de la enfermedad, sino a nivel general. Asimismo, a través de estudios han establecido que además del daño a los pulmones, COVID-19 puede afectar al corazón, los riñones, el intestino, el sistema vascular y el cerebro.
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Precisamente, el neumólogo Gustavo Prado, del Hospital Alemán Oswaldo Cruz en Sao Paulo (Brasil), aseguró en medios que ha recibido un significativo volumen de pacientes que padecieron coronavirus de manera moderada y que, a raíz de esto, hoy sufren de cansancio y dificultad respiratoria.
En abril de 2020, un estudio publicado en la revista especializada European Respiratory Journal, reveló que la reducción de la capacidad pulmonar era una de las principales secuelas observadas, no solo en los pacientes más graves, sino de aquellos que no estuvieron en estado crítico.
Por su parte, un reciente estudio publicado en el Journal of the American Medical Association (JAMA) concluyó que de 143 pacientes evaluados en Italia, solo el 12.6% había sido ingresado en cuidados intensivos; sin embargo, el 87.4% presentaba al menos un síntoma, entre ellos, fatiga y dificultad respiratoria, por más de dos meses después de ser dados de alta.
“Hemos visto una demora en la recuperación total de pacientes que estuvieron en condiciones moderadas de la enfermedad”, señaló el neumólogo João Salge, del centro brasileño Fleury, en entrevista con medios.
De hecho, aunque muchas personas logran recuperarse del coronavirus y continúan haciendo sus actividades diarias, las secuelas que deben enfrentar es seguir sufriendo cansancio, o en el peor de los casos, ver su calidad de vida afectada.
Ante esto, los especialistas recomiendan a los pacientes realizar actividad física, para promover la recuperación al interior del organismo.
Algunas de las secuelas que deja el coronavirus en personas recuperadas son:
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1. Daño crónico en los pulmones:
De acuerdo con los especialistas, en los casos más severos es posible que el coronavirus produzcan secuelas permanentes, como fibrosis pulmonar, una enfermedad crónica caracterizada por el daño al tejido pulmonar y la formación de cicatrices.
Esto, afectaría la elasticidad de los tejidos originales del pulmón. En ese sentido, el pulmón se podría expandir menos o con mayor dificultad, generando bajas capacidades respiratorias; disnea y fatiga.
La fibrosis pulmonar puede ser causada por una inflamación intensa y extensa que el cuerpo genera para tratar de expulsar un virus del cuerpo.
2. Cambios o alteraciones cognitivas
Un periodo prolongado en el hospital tras el coronavirus también podría producir el síndrome post-UCI, una patología que aunque no es exclusiva del COVID-19, ha sido considerada como una secuela que deja el virus en las personas.
El síndrome post-UCI puede incluir la pérdida de fuerza muscular; cambios en la fuerza motora; sensibilidad; depresión; ansiedad; cambios cognitivos; deterioro de la memoria y de la capacidad para razonar.
3. Afectación de varios órganos
Aunque los pulmones pueden ser los más vulnerables por el COVID-19, los médicos han logrado identificar que una vez que el coronavirus atraviesa la barrera inmunológica de las personas, este se establece en los pulmones y sigue dañando otros órganos. Como secuela, entonces, varias partes del cuerpo podrían verse sumamente afectados.
En caso de que una persona se contagie de coronavirus, es probable que el virus primero encuentre receptores ACE2 (enzima de conversión de la angiotensina 2) en las células de la nariz o la garganta. No obstante, un estudio ha mostrado que estos receptores también habitan en el corazón, intestino y otros órganos.
De acuerdo con una investigación en Alemania, de 100 pacientes recuperados de coronavirus, el 78% registró algún tipo de secuela y afectación en el corazón por más de dos meses después de ser dado de alta.
La mayoría, es decir el 67%, había experimentado una forma leve de la enfermedad y no habían tenido que ser hospitalziados.
Asimismo, otros estudios han señalado que los riñones pueden presentar serias afectaciones en los pacientes más graves de COVID-19.
De hecho, especialistas de Nueva York revelaron que de 5.449 personas ingresadas al hospital en la ciudad, entre el 1 de marzo y el 5 de abril, 1.993 había desarrollado insuficiencia renal aguda como parte de la secuela del virus.
4. Afectaciones en el sistema vascular
Según varios especialistas, el COVID-19 aumenta la tendencia de coagulación de la sangre, al punto de que un fragmento de proteína usado para el diagnostico de la trombosis, el dímero D, se convirtió en una señal de la gravedad de pacientes con coronavirus.
“Cuando está alto, es señal de una posible evolución a un estado más grave”, explicó el neumólogo del centro Fleury João Salge.
La coagulación descontrolada puede llevar a la trombosis venosa o al bloqueo de una vía sanguínea. Esto podría desencadenar un derrame cerebral; una embolia pulmonar; o necrosis de las extremidades, llevando a la necesidad de amputación. Una situación que también se ha dado en pacientes con coronavirus como producto de la secuela del virus.
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