Amanece en Maciel, Argentina, y la docente María Caballero se prepara para un largo viaje. Son 10 kilómetros diarios que recorre, para llevarles la tarea a sus alumnos y seguir educándolos en la distancia, en medio del coronavirus.
Su premisa de que más que una docente es una amiga, una mamá, la impulsan a salir cada mañana y llevar a cada pequeño algo más que solo la tarea. Ella también les brinda los materiales para estudiar, dada la condición de las familias, quienes no cuentan con recursos suficientes.
“Esta semana les llevé tijeras, papeles de colores y pegamento porque tenían que hacer manualidades. Es importante que los chicos tengan creatividad y se entretengan en estos días”, indicó María, en una entrevista dada a un medio local.
María es la única docente del Centro Educativo Rural 303 Antonio Arenales, Argentina, lugar al que asisten 20 alumnos que no cuentan con acceso a Internet o a un teléfono celular, y por el coronavirus tampoco pueden acceder a la educación
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La idea de que en tiempos de coronavirus no puede faltar la educación, llevó a esta docente de Argentina poner en marcha esta idea. En bolsas plásticas empaca los cuadernos con sus respectivos deberes y las deja colgadas en las rejas de las casa de los alumnos.
“Como no hay clases y los chicos no tienen Internet ni teléfonos, se me ocurrió dejarles la tarea colgada en bolsitas en las tranqueras. Cuando pasa una semana, voy y las retiro con los deberes hechos”, señaló.
A pesar del distanciamiento social por el coronavirus, los alumnos esperan ansiosos la llegada de su maestra. Algunos aprovechan para preguntarle de lejitos las dudas frente a las materias, y otros, aprovechan el tiempo para decirle cuánto la extrañan.
“Hablamos a la distancia y ellos me preguntan lo que no entendieron y nos quedamos charlando un ratito. Ellos me extrañan, y yo a ellos”, relató Caballero.
María Caballero, con 20 años de docencia, también les lleva un mensaje a sus pequeños. “Quédate en tu casa”, o “Besos inmensos”, son algunas de las muestras de afecto con las que la ‘seño María’, marca la tarea de cada uno.
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No le importa recorrer 10 o más kilómetros cada día, pues su amor no solo a la educación, sino a los alumnos, la mantinen firme en continuar con esta idea.
“La escuela es la unión familiar porque ahí se comparte todo. A mí me dicen ‘maestra’, y esa palabra encierra mucho más, porque muchas veces soy la mamá de ellos. Los chicos necesitan abrazos, un mimo, una caricia”, destacó María en una entrevista.
El mensaje que María también tiene para el mundo es que aunque las dificultades sean muchas, hay que buscar alternativas para darle continuidad pedagógica a los chicos que van a la escuela.
Caballero también es madre de tres hijos, a quienes les infunde la entrega en cada labor que haga.
Unos le dicen amiga, otros la consideran su compañera, también le dicen maestra, pero todos la consideran como otra mamá.
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