Con el paso de los días, las fronteras alrededor del mundo han comenzado a abrir nuevamente. Las aerolíneas ya se preparan para la llegada de pasajeros y, los viajeros se alistan para tomar un nuevo vuelo tras el paso del coronavirus.
Después de una pandemia, como la del COVID-19, es natural que haya desconfianza entre las personas al momento de subir a un avión. Especialmente cuando la circulación de este virus ya completa 8.550.458 de casos confirmados en el mundo.
La Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) ha señalado a diferentes medios locales que, según informes, el riesgo de contagio para pasajeros y tripulantes en un avión es bajo. No obstante, esto no quiere decir que no se deban aplicar medidas de prevención y protección.
Precisamente, IATA ha señalado que el uso de mascarillas en el avión, durante el coronavirus, es una de las medidas que hoy por hoy deben aplicar la mayoría de aerolíneas.
Por otro lado, el riesgo de contagio de coronavirus en un avión es considerado bajo, teniendo en cuenta que el aire en la cabina circula de arriba hacia abajo. Eso significa que las gotas liberadas en el aire son presionadas hacia abajo.
“La probabilidad de que el virus se transmita a través del aire en un avión es tan baja como en una sala de operaciones en un hospital alemán”, escribió la aerolínea Condor en su página de Internet.
Ante esto, el virólogo Jonas Schmidt-Chanasit, en entrevista con la radio alemana Deutschlandfunk, consideró de inapropiada la comparación de la seguridad de un avión con la de una sala de hospital.
“En el quirófano te encuentras solo en la mesa de operación y hay unos cuantos médicos a tu alrededor. Eso es diferente en los aviones”, dijo Schmid, director del Instituto Bernhard-Nocht de Medicina Tropical. Además, agregó que si el aire está completamente filtrado, también representa un riesgo. Según el virólogo, cuanto más largo sea el vuelo hay un mayor riesgo de contagio.
Por otro lado, IATA también ha indicado que “los asientos son una barrera para la transmisión frontal del virus. Los constantes flujos de aire son potentes como para no conducir a la propagación de gotas de la misma manera que en otros ambientes interiores”; por lo que ha insistido en advertir de un riesgo bajo en un avión.
De acuerdo con la Asociación Internacional de Transporte Aéreo, los filtros de los aviones purifican el aire en un rango que va del 99.7% al 99.9%; especialmente en todas aquellas aeronaves equipadas con sistemas de aire particulado de alta eficiencia (HEPA, por sus siglas en inglés).
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el aire en los aviones se filtra entre 20 o 30 veces por hora a través de un sistema de circulación.
En ese sentido, la IATA descarta la idea de que el coronavirus llegue hasta los filtros de aire de un avión.
Las enfermedades respiratorias también pueden propagarse por las superficies sobre las que caen las gotitas de saliva, mucosidad u otros fluidos corporales. Por ejemplo, los asientos o las bandejas de los aviones pueden ser focos de infección.
La duración de los virus sobre las superficies puede variar drásticamente, de horas a meses.
Ante este riesgo, la Organización Mundial de la Salud define el contacto con una persona infectada como estar en un asiento a dos filas de dicha persona.
Sin embargo, en un avión, las personas no se quedan sentadas todo el tiempo. Van al baño, extienden las piernas y cogen objetos de los compartimentos superiores. Esto incrementa las probabilidades de contagio de coronavirus durante el vuelo.
Cuando ocurrió el brote del SARS, un pasajero a bordo de un vuelo de Hong Kong a Pekín infectó a personas que estaban fuera del rango de las dos filas que indicaba la OMS.
Por lo anterior, especialistas han recomendado que, en caso de viajar, deberá cargar consigo desinfectante como hipoclorito o alcohol, para limpiar cada superficie tocada y mantener la asepsia en las manos.
Como han advertido los expertos, el distanciamiento social es fundamental para la prevención del coronavirus. Cuanta mayor sea la distancia entre las personas menor será la probabilidad de contagio.
De esta manera, han sugerido a las aerolíneas mantener algunos asientos libres intermedios para garantizar vuelos seguros y reducir el coronavirus. Precisamente, la Agencia de la Unión Europea para la Seguridad Aérea (AESA) ha hecho esta recomendación a las aerolineas.
No obstante, estas solo tienen que cumplir con esta medida si el índice de ocupación del avión lo permite. En ese sentido, los pasajeros no tienen derecho a tener un asiento libre a su costado, y tampoco tienen la garantía de mantener la distancia mínima, un metro y medio.
Por su parte, la IATA afirma que dejar el asiento central vacío solo proporciona una separación inferior a los 50 cm, cuando el distanciamiento social recomendado por las autoridades está entre 1 y 2 metros.
La IATA asegura que dejar asientos libres para aumentar el distanciamiento social reduciría la capacidad de pasajeros hasta el 62%. Es decir, un 77% menos de lo necesario para tener rentabilidad.
Según las cifras de la asociación, para poder aplicar esta restricción, los precios se aumentarían entre un 43% y un 54% respecto a 2019.
No obstante, científicos como Dieter Scholz, investigador aeronáutico de la Universidad de Ciencias Aplicadas de Hamburgo, ha advertido que “volar durante el coronavirus puede conducir a una segunda ola de contagios y rápidamente se propagaría por el mundo, como ocurrió al comienzo de la pandemia”.
Si definitivamente el viaje es inaplazable, Scholz recomienda reservar un asiento en la última fila, preferiblemente junto a la ventana. Por otro lado, ha recomendado a los pasajeros no caminar durante el vuelo y usar tapabocas con filtro.
Por su parte, la IATA ha propuestos algunas medidas que podrían aplicar las aerolíneas para evitar el contagio del coronavirus en un vuelo:
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